Un cortar-pegar del Wikipedia para empezar contextualizando el relato a partir de su título y el origen de la expresión que lo inspira: “Matrimonio de Boston, o en el original Boston marriage, es una expresión creada en el siglo XIX en los Estados Unidos para hogares formados por dos mujeres que convivían de forma independiente de cualquier apoyo o soporte masculino. Es un asunto discutido si estas mujeres eran lesbianas, en el sentido sexual de la palabra. La expresión parece haber surgido tras la publicación de la novela Las bostonianas de Henry James, que describe una relación de dos mujeres similar a un matrimonio”.
Y fue a partir de esta idea que David Mamet escribió su texto, aprovechando el concepto y el contexto para transitar, analizar e incluso parodiar algunos modelos sociales – más vigentes de lo que pudiera parecer-, el papel de la mujer en los mismos, y conductas de lo más singulares, reprochables o no, de quienes participan en según que tipos de acuerdos socio-sentimentales. Un texto que ha servido de base para que Rafel Duran construyera su propia versión, haciéndola virar con especial énfasis hacia el humor – colindante en algunos pasajes con el vodevil y algún ramalazo caricaturesco-, y contemporizarlo en manos de un reparto impecable sin por ello pervertir la letra, sino moldeando actitudes y gestos que nos acercan los roles a nuestros referentes actuales – incluida la broma soberanista a cuenta de la criada escocesa-. Se consigue así un eficaz y equilibrado contraste entre el clasicismo formal de la propuesta (vestuario, la escenificación en un hermoso salón del Palau d’Aiamans de Lloseta o la contextualización histórica de la acción) y los códigos de comportamiento de las dos mujeres (el figurado “matrimonio”), que se beneficia de la solvencia y convicción de dos formidables actrices como Lluqui Herrero y Agnès Llobet. Y el resultado es notable. Quizá un poco largo en las idas y venidas que ligan los tres actos, pero siempre entretenido, incisivo en su ironía cómica e indudablemente interesante, pues subyacen latentes los gérmenes de un buen número de efervescentes debates, que van del feminismo a la homosexualidad pasando por las nuevas fórmulas sociales de la unidad familiar, que subvierten el concepto tradicional de la misma en estos tiempos de inestabilidad y crisis de valores.
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