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Y de repente, tú

Y de repente, tú

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Judd Apatow se ha labrado un currículum de películas irreverentes en las que lo política y socialmente incorrecto, tan habitual en el día a día de su público, son la estética que envuelve una historia que, en la mayoría de los casos, tiene más de comedia romántica que de cualquier otro género. Sus títulos, a pesar de ello, convierten cualquier situación en un momento tan esperpéntico como poco habitual en la gran pantalla. Y este caso no es una excepción. Con la baza de Amy Shumer, una cómica norteamericana archiconocida por sus salidas de tono y de todo, la película oscila entre la genial personalidad de su protagonista y una historia de amor que no va más allá de lo que el cine de Hollywood nos tiene acostumbrado, vestida siempre de momentos hilarantes y situaciones que demuestran que se puede hacer humor con la pornografía.

Amy está convencida de que la monogamia es un mito. Su vida se mueve entre encuentros sexuales de toda índole en los que  se habla de todo sin tapujos ni pelos en la lengua. Su trabajo en una esperpéntica revista con reportajes que caminan en la cuerda floja del sexo sin tabús y el consultorio sentimental, le permite vivir (y contar) cada una de sus experiencias sin ningún compromiso más allá de la primera y única noche con la pareja de turno. Este prólogo le sirve a Apatow y a su protagonista para desarrollar todo lo que el público espera de la película. Hasta que Amy encuentra a su doctor. A partir de aquí, la esencia del film se va diluyendo en lo que los productores de las grandes compañías cinematográficas demandan. El único problema es que, en algunos momentos, el director de Lío embarazoso y Vírgen a los 40 pierde el equilibrio en la balanza del ritmo y en la duración de ciertas secuencias. Aún así, tanto los deslenguados diálogos de la protagonista como una Tilda Swinton casi irreconocible y un desternillante Lebron James haciendo de gurú de la comedia romántica, ofrecen una considerable cantidad de carcajadas de verbo venenoso y muy alejadas de la risa fácil. La irreverencia como esencia.

Director: Judd Apatow Intérpretes: Amy Schumer, Bill Hader, Tilda Swinton.

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