Mucho se ha dicho ya de una obra titulada Silencio, en la que paradójicamente no se deja de hablar, aunque sea de él. Su autor convirtió en teatro su discurso de ingreso en la RAE, donde ocupa la letra M, y en el cual reflexionaba sobre el contenido de esa ausencia de sonido, de palabras, que pocas veces significa vacío, y mucho menos sobre un escenario. Pero sobretodo lo hizo, tanto entonces como ahora, para reivindicar al dramaturgo, y hacer lo propio con el teatro como literatura, como disciplina lingüística, que pocas veces ha sido considerada por la Academia a la hora de convocar a sus nuevos componentes. Apenas Buero Vallejo, Francisco Nieva y el propio Juan Mayorga en los últimos 50 años. Y dicho esto, Silencio es un montaje mayúsculo, como la M de Mayorga. Una clase magistral, pero muy alejada de eso plúmbeos discursos que a veces suponen. Puro teatro de la inconmensurable mano narradora e interpretativa de Blanca Portillo, que sin límites nos guía tanto por las interesantes, ocurrentes, brillantes y a ratos divertidas disquisiciones del autor sobre el mutismo teatral, permitiéndose incluso visitar el chascarrillo y los ingenios del lenguaje popular; como por algunas de las grandes creaciones del teatro universal, desde Sófocles a Lorca, Cervantes o Chejov, que también echaron mano del imprescindible silencio. Un itinerario que tiene mucho de compadreo entre autor e intérprete, de agradecimiento a las palabras que tanto les han dado, y de un talento creativo inabarcable, capaz de conseguir que una auténtica lección de teatro y literatura se convierta en un entretenimiento cómplice, y por momentos incluso ligero. Y claro, cuando el final nos sorprende, con ganas de más y la piel teatral erizada, la tentación es la de entrar en el juego y agradecer con un rotundo y reverencial silencio el regalo. Pero se hace imposible desde una butaca, y de inmediato apartamos admirados ese silencio para brindar la estruendosa ovación que sin duda merecen dos grandes. Y en pie, desde luego.
Autor y director: Juan Mayorga
Intérprete: Blanca Portillo
Teatro: Teatre Principal de Palma (Sala Gran).
Javier Matesanz
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