Más de cien películas, algunas de ellas auténticos clásicos del cine español a las órdenes de los más grandes: Forqué, Fernán Gómez, García Sánchez, García Berlanga (La escopeta nacional), Trueba, Cuerda y Mercero, entre otros, y un Goya al mejor actor de reparto por buscarle un doble a Franco a ritmo de un bolero de Machín: Espérame en el cielo; y otras tantas obras teatrales – con compañía propia-, donde destacó un Don Mendo inolvidable que le ligó de por vida a la imagen del personaje, disputándosela al mismísimo Fernán Gómez, que se la apropió en el cine. Todo esto y mucho más componen la larga, larguísima trayectoria de José Sazatornil Buendía, alias Saza, el hombre del bigotillo rectilíneo y calva de medialuna, que ya con seis años – allá por 1930- era el raro de la clase, porque en vez de jugar con la pelota recitaba versos y narraba cuentos en el patio ante los atónitos ojos de sus compañeros. Genio y figura de vocación precoz. Pero pese a todo, a sus méritos indiscutibles que le convirtieron en referente de su profesión, en maestro cómico, en imprescindible del cine español de la transición (dignificando incluso personajes de Mariano Ozores), yo lo recordaré siempre por su guardiacivil lector de Faulkner que, enloquecido por el surrealismo de su pequeño y estrafalario pueblo en Amanece, que no es poco, la emprendía a tiros con el sol al grito de: ¡Esto es un sin Dios!, cuando éste, de buena mañana, decide salir por el oeste. Ese será siempre José Sazatornil “Saza”, para mí. Pero hay mucho donde elegir, y repasar su inmensa filmografía a la caza de su momento o de su personaje favorito, podría ser un plan inmejorable para este verano. Vean y elijan entre: El verdugo, El love feroz, La escopeta nacional, La colmena, El año de las luces, Ovejas negras, La vida siempre es corta, Una pareja perfecta o Todos a la cárcel, entre otras.
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