Aquella sentencia de que, a diferencia de los anglosajones, aquí no se sabe hacer literatura de la memoria, cada vez resulta menos cierta. El relato de la propia vida, poner en orden los recuerdos y compartirlos dejando el jalón en el camino para los que han de seguir transitándolo, tiene ahora palpable densidad.
En Ha nevat sobre Yesterday, Gabriel Janer Manila (Algaida, 1941) se remonta a sus orígenes en el Pla de Mallorca al final de la Guerra Civil. Pertenecía al bando derrotado (“La II República fou el paradís perdut…”) y le tocó por tanto abrirse paso en la vida con la terrible carga de desprecio, hostilidad y miedo que se les impuso y tuvieron que cargar en aquel tiempo tóxico de beatería, autoritarismo, ignorancia, ramplonería y chulería institucionalizada. Años después, en los sesenta, la industria turística de masas pudo despegar y empezar a vender en raciones de noches o semanas a la clase media y baja noreuropea este producto de idílica placidez paradisíaca que en rigor no era más que una población sometida y amedrentada en un páramo administrado como un cuartel, gestionado como un convento y sumiso como un cementerio.
“Ens enseyeren les normes morals i eren criminals de guerra. Ara ho sé que ving d’aquest espant”, ese es el aire que hacen respirar las paginas de Ha nevat sobre Yesterdayr. Pero también los primeros roces con los libros, con el cine y con el teatro, las compañías ambulantes de titiriteros que recorrían la isla, como la de Els Tres Tranquils de Antoni Faidella o la visión fugaz del autor dramático Pere Capellà, encarcelado primero y obligado después al destierro, cuyas comedias se estrenaban en el Teatre Principal de Algaida en los años de esplendor de la Compañía Artis. Y las películas de Charlot, Buster Keaton o los Hermanos Marx. “Les extravagàncies d’aquells grans cómics ens estimulaven les rialles, mentre apreníem una lliço impagable: mai no es donaven per vençuts.”
Gabriel Janer Manila estudió Magisterio en la Escuela Normal de Palma entre 1956 y 1959 y es catedrático de Antropología de la Educación en la UIB. Debutó como autor teatral en 1957 con un texto para Maruja Alfaro y Llucía Gómez y frecuentó a la actriz Catalina Valls, que despachaba huevos en el carrer de Bastaixos de Palma para ganarse la vida, a quien la Autoridad había obligado a traducir el rótulo de toda la vida de su negocio por el de Casa María de los huevos. Autor de una dilatada obra narrativa y ensayística, su estilo ha sido referido como lirismo lúcido, en el que la sensualidad siempre ha tenido notable presencia: “les societats rurals mediterrànies, vinculades al conrreu de la terra difícil, integrades majoritariàment per missatges i jornalers del camp, han sabut fer de l’emoció dels sentits el més seductor del seus guanys”.
Proa, 400 páginas
21,00€. Epub 2: 12,99€
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