Teatro comercial en mayúsculas. El de Galcerán siempre lo es. Eficaz y popular, comprometido hasta un punto, reflexivo pero ligero, nunca sesudo, mejor incisivo y sarcástico, que también resulta crítico, y podemos analizarlo o reírlo sin más, y en ambos casos funciona y convence. Y lo cierto es que el producto es impecable. Una comedia dramática que no llega a dramatizar, y en las alturas de un campamento base alpino saca y revuelve con soltura trapos sucios de lo más habituales, que van de las infidelidades a las ambiciones, de las lealtades a las envidias, siempre planteados sobre un fondo de empoderamiento femenino que no pasa de mcguffin. Pero en manos de cuatro actrices rodadas y perfectamente acompasadas, y un fluido ritmo dialéctico, el espectáculo resulta muy entretenido y a ratos delirante. Casi en formato de sit-com televisiva. Un mérito indiscutible de Belbel, que en sus trabajos más impersonales demuestra su oficio con solvencia, facturando montajes de innegable efectividad como Fitzroy, al cual hay poco que reprocharle, porque ofrece lo que promete, y te lo pasas en grande.
Autor: Jordi Galcerán.
Dirección: Sergi Belbel.
Intérpretes: Sílvia Bel, Míriam Iscla, Sara Espígul y Natalia Sánchez.
Teatre Principal de Palma (Sala Gran)
Javier Matesanz
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