Elle

Intrigante, incómoda, irritante, bella, incorrecta, brutal… la propuesta del ecléctico Verhoeven -el apelativo se le queda corto a un tipo que es capaz de rodar Robocop y esto último con el mismo cerebro- es una carrera de obstáculos para el espectador de lo fácil, un reto continuo para los que buscan algo más en una sala de cine. Un estímulo en cada escena, una experiencia distinta a la anterior en cada fase. Elle es un thriller extraño, tramposo y bien contado al mismo tiempo, inmisericorde con sus personajes, sarcástico y violento, pero elegante; como si mezclásemos, sin agitar, a Chabrol y a Peckinpah (sí, lo he dicho). Y claro, si todo eso lo vehiculas a través de Huppert -la mejor actriz actual, y la más bella y la de mirada más inquietante- es difícil que el soufflé baje. Lo que empieza con una sacudida en el estómago no decae, ni se desinfla. Harina de otro costal son los dilemas morales que os vais a encontrar (de ahí lo de ‘incómoda’), pero situarnos ante ellos, sin tomar partido, también forma parte del catálogo de méritos de la cinta, de las mejores de lo que va de año, y la mejor de su director, sin duda.