En España ya estaría muerto, pero en los USA los gatos tienen 9 y no 7 vidas. Así que asumamos que, pese a reivindicar el pinchito español en varias ocasiones, los felinos de este exitoso spin off que la DreamWorks extrajo de Shrek son yanquis, pese a Ricitos de Oro, Pinocho, Pepito Grillo o el tiránico, orondo y británico Jack Horner. Pero en fin, después de este arrebato de chauvinismo europeo, vamos a lo que vamos, que es hablar de El gato con botas: El último deseo. Un film con un argumento que puede parecer sencillo, pero que sobre la pantalla se desarrolla de un modo harto complejo, sin miramientos respecto a cuestiones como la violencia, la redención, la maldad o la muerte, y con algunas reflexiones adultas como el miedo al compromiso sentimental, que resultan sorprendentes en lo que a priori es una cinta infantil estrenada en Navidad. Y conste que el film tiene un ritmazo, visualmente es apabullante por momentos, y tiene muchísima gracia en sus ocurrencias, en detalles y algunos guiños, pero casi todos para los padres, que se ven obligados a arropar a sus hijos en no pocas secuencias, que resultan realmente aterradoras. El lobo armado con guadañas que reclama la última vida al minino protagonista acojona, y pocas veces se mata a tanta gente en una película familiar (si la ven agradecerán no ser pasteleros). No obstante, quiero insistir en que la película funciona, aunque tal vez sea algo confusa en su parte central, la más desenfrenada, y que sus personajes principales mantienen intacto su simpático y descarado carisma rebelde. Ese que hace que los malotes sean los buenos a pesar de todo. Yo la recomiendo, pero sin niños. Y eso es raro, ¿no?
Dirección: Joel Crawford, Januel Mercado
Animación
Voces: Antonio Banderas, Salma Hayek.
Javier Matesanz
Els vostres comentaris