A estas alturas ya no queda mucho por decir del cine de Wes Anderson, de su universo creativo absurdo, estrambótico y lacónicamente cómico. Inclasificable e inimitable. Aunque no me resisto a señalar que es como un Woody Allen estrafalario, con el que todos quieren trabajar, a cualquier precio, arrinconando cachés, porque para bien o para mal aporta prestigio artístico a una filmografía. Y eso que no siempre acierta, pero siempre es Anderson, consecuente, áspero, burlón, paródico y, no nos engañemos, sardónico hasta lo hiriente. Un artista comprometido que hace películas.
Asteroid City no es de lo mejor de su obra. Tal vez se excede en su minimalismo narrativo y a la vez superpoblado. Y al relato, que avanza casi como un cómic, a golpe de viñeta, le cuesta fluir y cohesionar el delirante argumento de estructura metateatral, que con afilada ironía aborda infinidad, quizás demasiadas, cuestiones domésticas, cotidianas, morales, políticas, culturales y hasta paranoides de la sociedad yanqui en su versión más caricaturizada. Una panorámica social que si no nos es del todo ajena es porque el cine nos ha mimetizado/globalizado década tras década. Pero aun así, como decía, en esta ocasión la empatía se hace de rogar, y no llegas a conectar con los personajes y sus excentricidades, cosa que no ocurría con otros films igualmente delirantes, pero quizás más europeos como Life Aquatic u Hotel Budapest, su obra maestra. Esta vez, debo decir, aun a riesgo de cometer sacrílego cinéfilo, algún pasaje me pareció de lo más tonto, y en otros incluso me aburrí, aunque también haya momentos y ocurrencias brillantes y hasta un entrañable correcaminos mic-mic.
Guión y dirección: Wes Anderson.
Intérpretes: Jason Schwartzman, Scarlett Johansson, Tom Hanks, Jeffrey Wright, Tilda Swinton, Bryan Cranston, Edward Norton, Adrien Brody, Liev Schreiber, Hope Davis, Steve Carell, Matt Dillon, Willem Dafoe, Margot Robbie, Jeff Goldblum, etc.
Javier Matesanz
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