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Whiplash

Whiplash

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Un golpe de baqueta en una caja. Otro. Otro. El ritmo aumenta hasta que los golpes se suceden casi al unísono. El tempo es imposible de seguir. Las llagas que salieron en las manos al segundo día de ensayos empiezan a sangrar. Los músculos se estiran hasta casi romperse. La tensión se convierte en parte de la partitura. De repente, la métrica disminuye. Muy despacio, hasta que parece que el tema ha llegado a la última nota. Pero no. Aún queda el último compás. Whiplash, el tema musical y la película, es todo eso. Precisamente eso. Y alguna cosa más.

Un joven llamado Damien Chazelle rodó, a sus 29 años, un cortometraje llamado Whiplash, en el que un estudiante de primero de batería en la mejor escuela del música de la Costa Este es reclamado por un profesor, tan conocido por su talento como por sus violentos métodos de enseñanza, para entrar a formar parte de la banda de la escuela. Con este trabajo, Chazalle ganó el premio al mejor cortometraje en Sundance. De ahí al largometraje, había un paso. Tardó 19 días en rodarlo y lo convirtió en una mezcla entre cine convencional, casi telefilm en algunos momentos del guión, y patada en el estómago que abre los ojos y los oídos del espectador más allá de lo que hubiera podido pensar. Porque Whiplash es una película sobre música y sobre jazz, pero también una historia emocionante que, si bien no destacará por su originalidad, sí lo hará en su forma. En su forma, sus actores, sus números musicales, y sus cambios constantes de ritmo, que, al igual que el tema que da título a la película, mantiene siempre atento al oyente, que intuye cuál va a ser el próximo paso, pero no está nunca del todo seguro. Es lo que tiene el jazz, ¿no?

Pero el gran resultado no es sólo del director, sino también de sus dos intérpretes principales. J.K. Simmons es uno de esos actores que uno recuerda de decenas de películas, aunque casi nunca en qué papel. Uno de esos actores a los que un joven realizador independiente de sólo 30 años da la oportunidad de demostrar todo su talento, y no lo desaprovecha. Porque los registros del profesor son casi interminables, porque su odio, su admiración, su ternura, su sentido del ritmo y todo lo que construye este gran personaje, ya no se podrán imaginar en el cuerpo y el rostro de otro actor. Y, frente a él, Milles Teller, que es capaz de convertir toda la rabia y el ansia de alguien que quiere ser el mejor en una lección que puede que le valga un Oscar.

Whiplash es un tema musical, un duelo interpretativo, una manida historia de superación, los primeros pasos de un gran director, una partitura de jazz, un (nuevo) ejemplo de cómo se puede hacer muy buen cine con poco dinero y mucho talento.

Director: Damien Chazelle Intérpretes: Miles Teller, J.K. Simmons, Melissa Benoist, Paul Reiser

 

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