La originalidad de Monstruos S.A merecía una segunda parte, y esta se ha materializado en forma de precuela. La Pixar nos podía haber contado mil aventuras de los carismáticos Mike y Sully, pero se ha decidido por explicarnos como llegaron a ser grandes ‘asustadores’. El resultado es un viaje inciático, más o menos elemental en los conceptos que lo sustentan, y plasmado en el primer año de universidad de los dos protagonistas, un poco más en Mike (la bola verde de un solo ojo), sobre el que gravita la historia.
Ahí encontramos guiños a las pelis de terror de adolescentes, a la saga de Harry Potter y, ante todo, esquemas, situaciones y personajes básicos de las pelis americanas de universitarios: los estudiantes más populares, los gallitos (que en este caso son especialmente crueles), los marginados (que no asustan porque son demasiado bonachones), los profesores capullos (profesora, en este caso)… y como telón de fondo de una entretenida lucha por el estatus, la aceptación social o la simple supervivencia como alumno hallamos el verdadero leitmotiv argumental: el espíritu de superación.
Pero no hay que olvidar que en realidad estamos ante una cinta ideada para niños, y ahí los productores se han esforzado en sacarle el máximo partido visual a unas criaturas que ya de por sí ofrecen infinidad de posibilidades; la primera prueba de los ‘sustijuegos’ (una suerte de olimpíadas entre las hermandades del campus), por ejemplo, es tan espectacular como ingeniosa. Sin embargo, el mayor acierto de Monstruos University, lo encontramos en la parte final. Cuando ya estamos convencidos de que el guión de siempre se va a cumplir y que acabará triunfando el débil, el que más números tenía para fracasar, la trama da un par de giros interesantes que, además, consiguen sorprenderte.
Quizá no se aproveche todo el potencial que tienen algunos personajes (Sully, para empezar) y tal vez el ritmo caiga en algún momento pero, sin llegar a la altura de la primera entrega, estamos ante un producto digno de Pixar.
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