Estamos muy acostumbrados a ver cine de catástrofes. Siempre en clave más apocalíptica que dramática y en términos más ficticios que testimoniales, por mucho que los cada vez más frecuentes desastres naturales sean la razón de ser del film. Pero en teatro es un género infrecuente, por no decir inédito. Al menos hasta ahora, porque Zona inundable lo es, aunque se aleje diametralmente de las apuestas cinematográficas al uso. Teatro de catástrofes, sí, e inspirado en trágicos y recientes hechos reales (la torrentada de Sant Llorenç des Cardassar de 2018, saldada con 11 víctimas mortales), pero más cercano a la crónica sentimental de un pueblo y a las formas documentales, que al sensacionalismo catastrófico. Aunque el montaje no renuncia a cierta y notable espectacularidad escénica para representar la fuerza destructiva de la naturaleza. Y es que una cosa no está reñida con la otra, porque tan rotunda puede ser la representación del desastre como la evidencia de sus sobrecogedoras consecuencias, y este documento teatral histórico escrito por Marta Barceló pretende aunar ambas opciones, y lo hace con asombroso y eficaz equilibrio. Eso sí, inclinando finalmente el foco de interés hacia una visión más humanista de los acontecimientos, que no renuncia a la reflexión ni a la crítica social. Y por ello el polivalente espacio escénico, que alberga acciones que van desde inundaciones urbanas a recintos humanitarios, pasando por peluquerías y hogares anegados, es esencialmente un archivo municipal. Aquel lugar donde reposa la memoria de los pueblos, los recuerdos certificados de nuestra existencia social, el testimonio escrito y sellado de nuestro trayecto vital, y cuya desaparición puede hacer que los cimientos de una comunidad como tal se desvanezcan. Y en ese entorno es donde la obra presenta a sus personajes. Nos relata sus miedos, sus ilusiones, sus penas y sus secretos, para emocionarnos. Pero también reseña nuestras debilidades y deficiencias como seres sociales que somos, puesto que seguimos ignorando evidencias con irresponsable soberbia y, por ejemplo, en el caso que nos ocupa, seguimos construyendo y habitando zonas inundables, que como bien remata la función, son aquellas que pueden inundarse, y se inundarán.
La obra se estrenó con éxito en el TNC de Barcelona, pero qué duda cabe que verla en Mallorca, piel con piel, le otorga un plus de intensidad emotiva a la función. Ojalá haya sacudido alguna conciencia y activado responsabilidades para minimizar los episodios que están por venir.
Título: Zona inundable
Producción: Teatre Nacional de Catalunya y Teatre Principal de Palma
Autora: Marta Barceló
Dirección: Marta Gil Polo
Intérpretes: Isabelle Bres, Marc Garcia Coté, Marc Joy, Pepa López, Vanessa Segura y Àlvar Triay.
Teatro: Teatre de Artà
Javier Matesanz
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