Supongo que siempre respetaré a Bertolucci; por los riesgos que asume, por la intención que pone en sus películas y, ante todo, por haber hecho Antes de la revolución, Novecento o incluso El último emperador. Por todo ello, pero también a pesar de perpetrar ese horror que es Belleza robada o la prescindible Soñadores. Esta última, estrenada en 2003 – desde entonces no había dirigido – aparte de una suerte de homenaje al Mayo del 68, era de metáfora naïve de la búsqueda de la libertad. No encontré esa playa ideológica debajo del asfalto de una película argumentalmente pobre, pero sí un puñado de momentos cinematográficamente interesantes. De Tú y yo se podría decir algo parecido. La historia es una parábola de la libertad a través de la reclusión voluntaria de un adolescente en el sótano de su casa; eso, y también un retrato de la desorientación y el nihilismo de las nuevas generaciones (los que ahora tienen entre 15 y 30 años), cultivado por unos progenitores que han fracasado en la complicada tarea de educar y por una sociedad banal y carente de valores. Tampoco veo la playa al final del film, por mucho que el director nos la intente mostrar en la sonrisa final del protagonista, pero sí que me puedo volver a quedar con detalles, momentos, líneas de guión… La interacción entre dos seres completamente distintos – el chaval y su hermanastra yonqui – tiene un inicio forzado, artificial, y recurre a lugares comunes, pero también instantes que proyectan una bonita química entre ellos. Me gustan esas secuencias de desnaturalizada protección (el crío cuida de la joven), ciertas miradas, lo que la ‘aventura’ tiene de iniciática, la integración de la banda sonora en la trama (magnífica Space Oddity, también en su versión italiana) y poco más, lo cual no sé si es mucho o poco tratándose del producto de un presunto maestro.
Tú y yo
Título original: Io e te Dirección: Bernardo Bertolucci Guión: Niccolò Ammaniti, Umberto Contarello, Francesca Marciano y Bernardo Bertolucci sobre la novela de Niccoló Ammaniti Intérpretes: Jacopo Olmo Antinori, Tea Falco, Sonia Bergamasco
Els vostres comentaris