Daniel Calparsoro es un cineasta del todo irregular, capaz de alternar grandes logros y sonrojantes resultados de un trabajo a otro. Luis Tosar, en cambio, no falla nunca. Siempre está bien o muy bien. Y a menudo excepcional. Pues bien, en Todos los nombres de Dios se junta lo mejor del primero con la excelencia constante del segundo, y consiguen así rubricar un film solvente, rotundo, notable. Construido sobre un guión sólido, bien trenzado y original en sus requiebros, y sin caer en las tentaciones del sensacionalismo y el sentimentalismo excesivo (un poquito quizás sí), la tensión llega a hacerse insoportable. El ritmo es intenso, pero nunca acelerado, el montaje narra, pero no subraya, y el clímax no busca la espectacularidad, que ya se nos han brindado sin preaviso a los pocos minutos de metraje, sino recoger todas las emociones descarriadas durante el desarrollo de la trama y ordenarlas, para que podamos asimilar con cierta relajación, y tras el inevitable y explosivo final, la zurra emocional que nos ha propinado la película, y que tanto hemos disfrutado sin dejar de sufrir. Y es que el film alberga crítica, pero también redención. Habla de amistad, de lealtad, de amor, y del daño que la tragedia puede causar en tan profundos sentimientos. No es solo entretenimiento. Aunque lo es, y del bueno. Con un solo pero, Inma Cuesta, tal vez un error de casting, que resulta poco creíble en un rol que la desborda y en el que no convence.
Director: Daniel Calparsoro.
Guion: Gemma Ventura.
Intérpretes: Luis Tosar, Inma Cuesta, Patricia Vico, Lucas Nabor.
Javier Matesanz
Els vostres comentaris