Retirado desde 2014, fecha de la primera entrega de The equalizer, en la que decide colgar las armas de asesino del gobierno. El prota quiere ser pacífico y dejar de matar. Un propósito encomiable. Pero que mala suerte la suya. Haga lo que haga se topa con injusticias. Y no pequeñas, no. Y claro, aunque era un matarife implacable, ahora es de una moralidad intachable y la injusticia le puede, de modo que se erige en defensor/vengador de los oprimidos, y hay que ver la colección de cadáveres que va dejando en la cuneta una secuela tras otra. Y uno no puede dejar de preguntarse, qué necesidad. La línea de ceros a la derecha debe ser interminable para que Denzel Washington encarne este personaje convencional y estereotipado hasta la fotocopia no una, sino tres veces (este párrafo lo he cortado-pegado de otro artículo que hice sobre Liam Neeson con motivo de su Venganza. Tres también).
En fin, a lo que vamos, el personaje que nos ocupa se centra esta vez en liquidar por turnos a todos los miembros de la mafia italiana, que tiene sometidos a sus amigos. Justo ahora que había conseguido establecerse tranquilo en una villa del sur de Italia. Y en fin, poco más que contar, porque todos sabemos que Antoine Fuqua sabe rodar muy bien la acción violenta, y de hecho, le encanta recrearse. Y el carisma del protagonista está fuera de toda duda. Pero lo cierto es que la película es la misma que hemos visto cien veces. Sorpresas las mínimas. Parece imposible, pero todos contra uno y gana el uno, que para eso ganó un par de Oscars cuando era actor.
Director: Antoine Fuqua
Intérpretes: Denzel Washington, Dakota Fanning, David Denman.
Javier Matesanz
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