Se ha hablado mucho de la fidelidad o la traición a las pautas y convicciones trekis, de si gustará o no a los fans más acérrimos de la serie clásica, pero pienso que eso debe importarle solo a quienes se den por aludidos, y que estos deberían juzgar el film según sus gustos, obsesiones y criterios, pero nunca en términos absolutos. Es decir, me ha gustado o no, pero nunca es buena o mala, ya que no hablan de calidad, sino de expectativas particulares ligadas a su devoción por el producto original. Y dicho esto diré que Star Trek: en la oscuridad, que retoma el personaje y algunos elementos de Star Trek II: La ira de Khan (1982), es un entretenimiento de primerísimo orden, rodado con un sentido del espectáculo soberbio y atronador, intenso y trepidante de principio a fin. Un pasatiempo ideal para quien goza de la ciencia ficción, de la aventura y de la intriga fantástica. Y además cuenta con un villano antológico. Ingrediente básico para dignificar un género que en los últimos años se excusa y agazapa demasiado tras la tecnología digital para disimular sus carencias. Pese a quien pese, J.J. Abrams es el Spielberg de su generación. Con sus virtudes y sus defectos. Y Benedict Cumberbatch, el Sherlock Holmes televisivo, es el nuevo malo a batir. El mejor del año en dura pugna con el Javier Bardem de Skyfall.

Star Trek: en la oscuridad
Director: J.J. Abrams Intérpretes: Chris Pine, Zachary Quinto, Zoe Saldana, Eric Bana, Simon Pegg, Karl Urban, Bruce Greenwood.
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