La realidad del sector laboral, siempre precario a nivel de calle cuando hablamos de estamentos proletarios, es la fuente donde se abrevan Paul Laverty y Ken Loach para inspirar sus crónicas sociales, que van más allá del trabajo porque todos somos nosotros y nuestras circunstancias, y cuando las laborales son malas, la vida no suele contradecirlas. Estos dos cineastas, guionista y director, son un certero tándem de francotiradores del cine comprometido, siempre del lado del menos agraciado, propensos a la denuncia y a las reivindicaciones más airadas, que suelen argumentar apelando a los hechos consumados del drama social.
Sorry We Missed You es su última andanada conjunta, que centra sus esfuerzos en retratar la imposibilidad de conciliar el trabajo y la familia cuando las políticas laborales no hacen nada por favorecer este hecho y derecho tan evidente en la sociedad actual. Una situación que se agrava aún más si cabe cuando hablamos de trabajadores autónomos que cobran según objetivos y que ni tan solo pueden plantearse un recorte digno de la jornada laboral, que para ser rentable y garantizar los mínimos de la supervivencia doméstica y familiar debe asemejarse cada vez más a lo que antaño fue la esencia de la esclavitud. Algo que lamentablemente, y basta con mirar el telediario, sigue pasando a diario y más cerca de lo que muchos quieren reconocer.
El cine de Loach es siempre áspero y austero, contundente y emocionalmente rotundo y sobrecogedor. Y sí, maniqueo si buscamos el debate, pero no por eso menos cierto. Es verdad que hay aspectos de las políticas laborales que mejoran poco a poco, pero eso no consuela a quien vive como la familia del film, que en según qué circunstancias más de uno consideraría una familia acomodada cuando las cosas ruedan bien. Pero es que no siempre ruedan bien, y entonces qué. Buen documento, buena película.
Javier Matesanz
Els vostres comentaris