Si Judd Apatow el nuevo gurú de la comedia ‘gamberra’ americana es que el género está peor de lo sospechaba. El director-productor-guionista recicla dos personajes secundarios de Lío embarazoso para mostrarnos como se manifiesta la crisis de los 40 en un matrimonio de clase media (casa con jardín, dos coches, dos hijas…). El problema es que lo hace a través de una sucesión de gags que combinan el sexo y la escatología – pero que apenas consiguen disimular la apestosa mojigatería que en el fondo rezuma la cinta – y de todo un catálogo de clichés. Ahí están los tópicos sobre el inicio del declive del físico – que el el caso de la protagonista – Leslie Mann (esposa de Apatow en la vida real) – resultan postizos porque ella está estupenda; las dificultades de los hombres para madurar – plasmadas en un Paul Rudd tan cretino como plano – y también el conflicto generacional que genera la rebeldía de manual de la hija preadolescente (hija de Apatow y Mann en la vida real). Admito que me importa un comino los ‘problemas’ de esa familia para mantener el jardín y la cuota del gimnasio, pero es que más allá del tronco argumental, la película es un batiburrillo de subtramas y secundarios mal desarrollados y carentes de gracia alguna. En ese sentido, me sobra el padre de ella, me satura el padre de él y directamente no entiendo el papel de Megan Fox, a no ser que sea para que la muchacha luzca palmito. En fín, que de las dos hora y cuarto que dura la broma (efectivamente, encima es larga) sólo me quedo con Graham Parker.
Si fuera fácil
Dirección y guion: Judd Apatow Intépretes: Paul Rudd, Leslie Mann, Megan Fox, Albert Brooks, Jason Segel, John Lithgow, Iris Apatow, Maude Apatow.
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