Podría parecer que lo que diré a continuación sobre la nueva película del ibicenco David Marqués es negativo, pero no es mi intención. Como su historia, nada es lo que parece. Por eso, antes de entrar en materia, quisiera señalar que se trata de un trabajo esencialmente honesto, que hace de su defecto virtud. Es más, dignifica lo que aparentemente es un defecto, y lo convierte en el motor de su ficción, de su intriga. Y encima lo confiesa en voz alta y en boca de uno de sus personajes: “el tópico es algo que se repite porque funciona”. Bienvenidos a “Puntos suspensivos”.
El film es tan entretenido como intrigante, y desde luego más eficaz que original. No podía ser de otro modo, teniendo en cuenta que juega la baza de la sorpresa, sí, pero utilizando todos los referentes del género habidos y por haber. Es un auténtico catálogo de guiños, homenajes o ideas prestadas. Algo que se hace mucho, pero a menudo no tan bien. Me jugaría uno de los dedos con los que estoy tecleando que a Marqués y a Calatayud, coguionistas, les apasiona “La huella” de Mankiewicz, el Polanski de “La muerte y la doncella” y su posterior “El escritor”, la idea de Woody Allen en “Conocerás al hombre de tus sueños”, o los créditos de Saul Bass para “Anatomía de un asesinato”, “Vértigo “ y “Con la muerte en los talones”, brillantemente citados, y referenciando así al maestro Hitchcock. Otra indisimulada fuente de inspiración. Incluso la notabilísima música de Oscar López Plaza rememora clásicos modernos del noir musical, como por ejemplo la fabulosa partitura de Elmer Bernstein para la injustamente olvidada “Al caer el sol” (Robert Benton, 1998). Y es que nada tiene de malo repetir patrones, inspirarse en los referentes que, en la mayoría de los casos, son los responsables de lo que hoy se consideran tópicos, porque lo bueno sigue funcionando, y si funciona, por qué cambiarlo. David Marqués lo sabe, lo dice y lo hace. Y lo hace bien. Con la ayuda, eso sí, de un convincente reparto, y sin acomodarse en formas narrativas rutinarias. Y ahí reside otro de los atractivos de la cinta que, muy al gusto del Tarantino temprano, desordena su desarrollo argumental, multiplica los puntos de vista, despieza la historia a modo de puzle criminal, y lo hace confundiendo realidad y ficción no solo de cara a la galería, sino incluso a ojos de sus personajes, para desenredar al fin su intrigante madeja en un último giro que bien pudiera haber firmado, por ejemplo, un Shyamalan. Más y más referentes. Más y más tópicos, si quieren, pero ya lo hemos dicho, para bien.
Dirección: David Marqués.
Guion: Rafael Calatayud Cano.
Intérpretes: Diego Peretti, José Coronado, Cecilia Suárez.
Javier Matesanz
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