La noche de los girasoles, No habrá paz para los malvados, Grupo 7, Alacrán enamorado, La isla mínima, Cien años de perdón, El desconocido, Que Dios nos perdone, Tarde para la ira… Plan de fuga. Títulos imprescindibles de los últimos años del cine español. Notables todos ellos y con algo en común: una fórmula combinatoria en lo que al género se refiere, que conjuga el policiaco, el drama social, el cine de robos y atracos perfectos, la acción y la violencia, y el crimen o la delincuencia como sórdido y carismático leit motiv. Thrillers, en suma. Un negociado de nuestro cine que bien podríamos decir que vive su particular década de oro, y está proporcionándole a la industria sus mejores trabajos en lo que se refiere al baremo calidad-éxito.
Plan de fuga es un thriller rotundo y sólido, con mucho de drama existencial y de crónica social, sustentado en un guion que sabe dosificar sus elementos para mantener ese equilibrio multigenérico, y no resultar nunca demasiado sentimental ni maniqueo ni mucho menos demagógico en cuestiones morales. Ni siquiera cuando a mitad de camino nos propone un giro argumental inesperado – y muy eficaz-, que cambia el signo de la historia, sin por ello perder interés ni intensidad. Más bien al contrario, porque gana enteros y presencia el hasta el momento casi inédito Javier Gutiérrez. Y es que el reparto es otro de los pilares del film. Qué decir más de Luis Tosar, pero sí que conviene subrayar a Alain Hernández, a quién veremos mucho en próximas temporadas. Se mide con solvencia a los dos grandes y porta con soltura el peso del film como si llevara cargando con protagonistas toda su carrera, cuando solo ha asumido ese rol en la muy recomendable y modesta El rey tuerto. No le pierdan la pista. Y tampoco al casi debutante Iñaki Dorronsoro, porque hay mucho cine en sus imágenes, y detrás de ellas.
Els vostres comentaris