Los Erasmus iluminaron al francés Cedric Kaplisch para realizar en 2002 ‘L’auberge espagnol’ – que aquí titularon ‘Una casa de locos’ – , en la que becados de diferentes países coincidían en un piso de Barcelona. Así empezó todo; aventuras fugaces, amistades que se antojaban eternas, amoríos más o menos estables… y también lo que a posteriori resultó ser una saga. Fue el bautismo artístico de un grupo de intérpretes triunfadores – Audrey Tautou, Roma Duris, Kelly Reilly, Cécil de France… – los mismos que tres años más tarde se reencontraban en ‘Las muñecas rusas’, con el pretexto de una boda, para continuar mostrándonos sus sueños, secretos y frustraciones. Once años después, nuestros protagonistas ya son cuarentones, se han separado, algunos tienen hijos y empiezan a coleccionar errores, deslices de esos que dejan cicatrices. ‘Nueva vida en Nueva York’ – de nuevo nada que ver con el título original ‘Casse-tête chinois’ (rompecabezas chino) es un somero balance de esas existencias, nuevos reencuentros y un mapa de dificultades propias de esa edad a las que se añaden las complejidades derivadas de ser inmigrante en Estados Unidos e intentar no desfallecer en el intento. Es cierto que alguna subtrama está cogida por los pelos (la visita del padre del prota, por ejemplo), pero la cinta resulta divertida, emotiva por momentos y en cierta medida atrevida. Pero además recupera unos personajes que al igual que los de ‘Antes del amanecer’, salvando las distancias, ya son como de la familia – no en vanos hemos madurado, o no, con ellos-. Por cierto, de entre todos ellos, me quedo con la ‘imperfecta’, traviesa e imponente Isabelle (De France).
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