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Nostalgia televisiva 4: Banacek

Nostalgia televisiva 4: Banacek

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Al contrario que otros personajes de la época, el inspector Banacek no ha dejado demasiada huella en la memoria del espectador de series de los setenta, y en cambio en su momento fue enormemente popular por su extravagante carisma y sus peculiares excentricidades, que había que sumar a la fama y el prestigio de un George Peppard que, por aquel entonces, aún disfrutaba de las reminiscencias tardías del éxito de Con él llegó el escándalo (Vincente  Minnelli, 1960), Desayuno con diamantes (Blake Edwards, 1961) y La conquista del Oeste (Henry Hathaway, George Marshall, John Ford, Richard Thorpe, 1962). Un reconocimiento que se fue diluyendo con el paso de los años, y con todo merecimiento, debo añadir. La popularidad la recuperó años después con El equipo A, el prestigio no.

Thomas Banacek era un investigador por cuenta propia y de origen polaco, que trabajaba para las compañías de seguros de Boston, obteniendo las generosas recompensas que las aseguradoras ofrecían por la resolución de los casos más complicados y la recuperación de valiosas obras de arte o joyas robadas.

El detective Banacek era sofisticado, afable, refinado y arrogante. Especializado en los casos más difíciles e inverosímiles. Cobraba el doble que otros investigadores, el 10% del valor de la mercancía robada y recuperada por las compañías de seguros gracias a sus pesquisas. Se desplazaba en una limusina con chofer o con su Packard descapotable del 1941. Durante la serie condujo también un Cadillac Fleetwood y disponía de un Rolls Royce con radioteléfono, que en aquellos años previos a la era de los móviles era una rareza al alcance de muy pocos. A pesar de ser elegante y educado, también era pícaro si la situación lo requería, y no rehusaba el uso de la fuerza si era necesario. Con maneras de aristócrata, conocía a la perfección las leyes de la calle. Era un sibarita, fumaba puros exclusivos (que, (añadir coma) al igual que lo serían en la futura El equipo A -1983-, eran de la colección privada de Peppard), alardeaba de mujeres hermosas y residía en una deslumbrante mansión en el histórico barrio de Beacon Hill de Boston, donde en la vida real viven personajes tan conocidos como Uma Thurman, Ted Kennedy, la cantante Carly Simon, el senador John Kerry o Michael Crichton hasta su muerte en 2008. Pero la característica más peculiar, la que realmente definía y distinguía al personaje, era su propensión a citar proverbios polacos de lo más enigmáticos y estrambóticos, por no decir absurdos, que nadie entendía, y que el investigador pronunciaba casi a modo de conclusión o de moraleja relacionada con el caso resuelto.

Una especie de refranes a menudo ininteligibles, y que invariablemente despistaban a su chofer Jay Drury (interpretado por Ralph Manza), que siempre repetía: “¿pero qué significa eso?”. Aún así se hicieron muy populares en la época, a pesar de ser todos rigurosamente inventados por los guionistas de la serie. Nada tenían que ver con la tradición ni la cultura polaca frases como: “Aunque los hipopótamos no tienen aguijón, el hombre inteligente preferiría que se le sentara encima una abeja”, “Un hombre sabio nunca jugaría a saltar al caballito con un unicornio”, “Cuando un búho acude a un picnic de ratones, no es por las carreras de sacos”, “Que la gata tenga a sus cachorros en el horno no los convierte en galletas”, “Puedes leerte todos los libros de la biblioteca, pero el queso seguirá oliendo a podrido a los cuatro días” o “Sólo alguien sin nada que perder, le sonríe al culo de un elefante”.

Del mismo modo que tampoco era rigurosamente polaco el apellido que con tanto orgullo patrio portaba el protagonista, y que se convertía en un gag habitual de la serie por la incorrecta pronunciación del resto de personajes capítulo tras capítulo. De hecho, Banáček, así escrito, es un apellido checo, y los polacos reales que más se le parecen serían Banaszak (bah-NAH-shack) y Banasik (bah-NAH-sheek). Aunque esta anécdota nominal no tenga mayor trascendencia, pues la serie era pura ficción.

Lo que también parece de ciencia ficción es el motivo por el cual la serie, que había alcanzado un gran éxito de público, se canceló al término de su segunda temporada. Su desaparición se debió a la negativa de George Peppard a seguir encarnando el personaje protagonista. Y no por falta de interés o para atender otros compromisos profesionales, sino para evitar que su ex esposa Elisabeth Ashley pudiera recibir un mayor porcentaje de su sueldo como parte del acuerdo de divorcio. Y ahí se acabó la historia de Banacek, con el fracaso sentimental de Peppard.

Con todo, cabe decir que Banacek nació como parte de una experiencia televisiva compartida con otras dos series: Madigan con Richard Widmark y Cool Million con James Farentino, cuya emisión, en episodios de 90 minutos, se alternaban los miércoles por la noche en la NBC; y fue la única de ellas que tuvo segunda temporada.

Título original: Banacek Origen: Estados Unidos. Emisión en España: 1975-1977 Nº de capítulos: 16 Nº temporadas: 2 Duración: 90 minutos Género: Intriga Estudio-Productora: Universal TV Cadena: NBC Creador: Anthony Wilson Intérpretes principales: George Peppard, Ralph Manza, Murray Matheson y Christine Belford

 

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