La animación española ha encontrado un filón arqueológico que le está dando unos resultados sensacionales e inéditos en lo que se refiere al género. Ese trasunto ingenuo, casi naif de Indiana Jones, el tal Tadeo, va ya por su tercera entrega y se ha exportado con réditos más que aceptables. Y ahora estas Momias con denominación de origen hispana, aunque muy alejada argumentalmente de nuestros usos y costumbres tradicionales o culturales, está conquistando sin complejos las taquillas europeas, con una simpática y disparatada aventura faraónica en tiempos digitales, que sin mayores explicaciones ni pretensión razonable alguna salta a su antojo dos mil años adelante o hacia atrás porque sí, porque así es el cine y esa puerta temporal la abro en nombre del entretenimiento, y funciona de maravilla al ritmo de Walk like an egyptian. Y ahí está, muy bien hecha, con un ritmazo y números musicales a lo yanqui, cosa que aún no habíamos hecho por estos lares, pero con chistes caseros como el guiño al Ecce Homo de Borja, y cuidando todos los detalles que exige el mercado internacional. Y el resultado nada tiene que envidiar a la primera división del género, que sí, es más ambiciosa, y deslumbrante en algunas de sus ostentosas y formidables propuestas, y hasta cohíbe de pura admiración cuando nos referimos a Pixar. Pero Momias está ahí, disputándole codo a codo a los grandes esa porción del pastel animado que ya no se cocina solo en Hollywood. Y no solo no desmerece, sino que funciona bien. El siguiente paso debería centrarse en fortalecer los guiones. Por ahí fue por donde llego Pixar a la cima.
Dirección: Juan Jesús García Galocha.
Guion: Jordi Gasull y Javier Barreira.
Animación.
Javier Matesanz
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