Nanni Moretti transita siempre entre la comedia íntima y el melodrama sentimental. Entre la realidad y la ficción, siempre cotidianas. Historias de la calle, contextos familiares, secretos indiscretos, emociones de tan personales, universales. Cine de personas con personas. Reales aunque inventadas. Y eso hace de su cine una experiencia cercana y auténtica. Como Mia madre, un film autobiográfico que tendrá mucho de biográfico para muchos espectadores. Una conmovedora historia inspirada en los últimos meses de vida de su madre, que el cineasta probablemente sienta aún a flor de piel y que utiliza, desnudando sus más íntimas sensaciones, para reflexionar sobre la siempre controvertida gestión de las emociones personales, sobre la incapacidad de comunicarse, sobre el conflicto interno que nos suscitan a menudo nuestra prioridades y obligaciones enfrentadas a nuestras más íntimas pulsiones. Y lo hace de un modo sincero y directo. Sin aspavientos. Con un alter ego femenino (Margherita Buy), en forma de directora de cine social comprometido, que interpreta a la hermana del personaje que él mismo encarna; hijos ambos de la que se supone fue su madre en la vida real. Y aunque pueda parecer un galimatías, el film avanza con naturalidad y extrema sencillez. Sin efectismos, a pesar de esa fluida combinación de vida y película, de sueños/pesadillas y realidad; e incluso con la libertad de tomarse licencias fantásticas que, de algún modo, aportan un elemento espectral a la crónica familiar. Un film muy completo, en suma. Más complejo en su estructura de lo que suelen ser las películas de Moretti, pero sin efectismos estéticos ni formales que pudieran distraer la atención de lo que realmente le interesa mostrar; y eso es siempre el alma de sus personajes, la trastienda emocional de sus historias. En este sentido, su anterior La habitación del hijo era aún más intensa.
Mia Madre
Guion y dirección: Nanni Moretti. Intérpretes: Margherita Buy, Nanni Moretti, John Turturro.
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