No estamos ante una película de terror al uso. Es cierto que comparte elementos (visuales, estéticos…) con el cine de los hermanos Pang (El ojo) – y en general con la ‘escuela’ de Hong Kong – con el de Takashi Shimizu (La maldición), Hideo Nakata (The ring), Takashi Miike (Audition) o Kim Jee-won (Dos hermanas), pero el enfoque (los enfoques), los giros formales, su elegancia y su audaz puesta en escena la hacen diferente, tremendamente sugestiva; y buena parte del mérito le corresponde a Guillermo del Toro, que apostó por Andy Muschietti (el director) y concretamente por convertir en largometraje un corto suyo.
Un drama económico desemboca en tragedia familiar. Una muerte, un accidente, una desaparición… el resultado: dos niñas abandonadas en una cabaña en el medio del bosque. Ya te han puesto en tensión. Después vienen unos minutos de relajo para mostrarnos, cinco años después, como vive el tío de las crías – que las sigue buscando – y su novia rockera (espléndida Jessica Chastain). Encuentran a las niñas con vida (en una escena que produce auténticos escalofríos) y a partir de ahí, nos subimos a una montaña rusa de emociones, sustos, angustia e intriga de la que ya no bajamos hasta los créditos del final. Ahí está, bien narrada, la reeducación de la hermana mayor, la adaptación de ambas al ‘mundo real’ (un poco a lo Kaspar Hauser), las inseguridades que afloran en el seno de la nueva familia (tío entregado, novia despegada y sobrinas extrañas) y el difícil encaje de esa realidad con el universo de fantasía (¿?) que las menores han ido creando (¿?). La planificación es un prodigio (esa cámara fija que muestra el pasillo y la habitación donde la pequeña Lilly – increíble Isabelle Nélisse – juega con las sábanas); el sonido y la música impactantes y la fotografía – tonos tenues, sombras inquietantes… mezclados con momentos de luz intensa – perfecta. El suspense, el miedo, la incertidumbre de los 90 primeros minutos, derivan en un cuento gótico en el tramo final, donde definitivamente se clarifican las fronteras entre lo ‘verdadero’ y lo ‘imaginado’. Es cierto que hay diálogos mejorables y que algún personaje está algo difuminado, pero en el conjunto de una cinta tan completa esas lagunas acaban siendo anécdotas.
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