Ser o no ser padres, esa es la cuestión. O madre. O padre. La maternidad, su aplazamiento o la renuncia a la misma. Ese conflicto actual que conlleva una caída de la natalidad preocupante demográficamente, pero que tiene su origen en los lugares más íntimos de quienes deberían remontarla, y que no solo responde a cuestiones fisiológicas, aunque sean éstas las que acaben marcando los límites. Y ahí es donde se ubica argumentalmente Loquis, a cuya autora, Neus Nadal, hay que agradecerle que incluya también la paternidad en la ecuación.
El tema es delicado. No hay decisiones buenas ni malas, solo personas y sus circunstancias, e intentar generalizar es un error y la mejor manera de herir sensibilidades en un tema tan y tan personal, o de pareja. Por eso Loquis funciona, porque mantiene la equidistancia en todo momento. Una postura respetuosa con todas las opciones, sin tomar partido crítico, sin emitir juicios. No hay adoctrinamiento ni denuncia. No hay lugar para ideologías y los posicionamientos, rotundos, confusos o desesperados, no están sometidos a valoración alguna (en todo caso será el espectador quien lo haga). Son y deben ser tan emocionales como racionales, personales al fin y al cabo. Y Loquis se limita a exponer algunos casos. Los de sus personajes, que bien podrían haber sido otros. Pero son éstos, marcados por ese axioma inapelable del “siempre queremos lo que no tenemos”, que el refranero versiona con un poco delicado pero preciso “Dios da pan a quien no tiene dientes”. Y personificados por un grupo de convincentes intérpretes (y destaco el trabajo de Vanesa Román porque no la conocía y está espléndida), visitan con fluidez, casi con ritmos coreográficos, lugares tan controvertidos como la decisión de abortar, de si debe o no ser consensuada por padre y madre, la conveniencia o la renuncia de la lactancia materna, la frustración de no poder engendrar y sus consecuencias en la pareja, y hasta las bienintencionadas intromisiones familiares en estos temas, que aquí aportan el componente cómico, pero que en el plano real pueden tener muy poca gracia. Pero debo insistir en la mejor cualidad del texto y el enfoque del montaje, que reside en el equilibrio, en la habilidad para plantear sin distorsionar, ni mucho menos manipular, consiguiendo así que, convicciones aparte, lleguemos a empatizar con las contradicciones, las ilusiones y las frustraciones de los unos y los otros. Y el emotivo final nos invita a seguir pensando, más allá del teatro, porque esos personajes, u otros, somos también nosotros, cada cual con sus circunstancias.
Autora y Directora: Neus Nadal
Intérpretes: Vanesa Román, Maria Antònia Salas, Toni Lluís Reyes, Albert Mèlich, Eva Barceló, Bàrbara Nicolau y Apol·lònia Serra.
Teatro: Teatre Principal de Palma (Sala Petita)
Javier Matesanz
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