Doce años. Es el periodo de tiempo que se ha tomado Hipólito G. Navarro para volver a presentarse ante los lectores con libro nuevo bajo el brazo. Un periodo tan dilatado, como de condena por algo muy gordo, que el autor ha justificado por la presión absurda que él mismo se impuso: “Parecía que ahora tenía que escribir una especie de Biblia maravillosa, veía que los textos no se acercaban a lo anterior y me he tirado años corrigiéndolos«, explicaba en una entrevista.
Hipólito G. Navarro (Huelva, 1961) está considerado uno de los mejores cuentistas españoles y La vuelta al día ha sido lanzado con toda la trompetería promocional (cosa lógica) de su editorial, amplificada con generosidad (ya no tan lógica) por los grandes prescriptores de literatura patria, los suplementos culturales de los diarios del Puente Aéreo. Y siendo como es una lectura agradable, también acaba por dejar un cierto regusto de insatisfacción, por tanta excepcional expectativa atribuida y no saciada.
La vuelta al día reúne una veintena larga de relatos de extensión e interés dispar. Algunos son apenas un esbozo, en algún otro la explosión narrativa alojada en el último párrafo no acaba de estallar plenamente y la lectura avanza por momentos renqueante. Pero igualmente hay páginas en que el pulso irónico y lúcido se impone con firmeza y lo narrado y lo sugerido fluyen para apoderarse de la atención del lector y sumergirlo con avidez en el texto.
Relatos donde cabe el desparpajo en el desempeño sexual o la atribulada peripecia del escritor en tareas promocionales. Y, en especial, la crudeza de las emociones, como en el texto que da título al libro, en el que el autor se nos presenta humilde e inconformado de la mano del padre, ensimismado y alcohólico: “Tengo un hermano. Siempre toma un whisky después de las comidas. No lee libros, y es feliz. (…) Cometo un texto como quien comete un crimen para llenar estas páginas.”
Páginas de espuma, 256 páginas
17,00€. Ebook: 5,99€
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