Hay pocos directores tan prolíficos, eclécticos e irregulares como Steven Soderbergh. Se atreve con todo y nunca es garantía de nada, por lo que sorprende siempre, para bien o para mal. Es capaz de todo. De debutar con un formidable indie (Sexo, mentiras y cintas de vídeo), para después hacer una rutinaria concesión reivindicativa y comprometida para puntuar en los Oscar (Erin Brockovich), y seguir con un rotundo peliculón de género para consolidarse en Hollywood (Traffic). Y a continuación apuntarse a la experimentación (Full frontal) y al homenaje cinéfilo (Solaris), que bien podrían haber acabado con su popularidad de no haberse sacado de la manga un as comercial de sabor clásico como fue la serie Ocean’s eleven, de la que La suerte de los Logan es algo así como una cara B con vocación de serie B. Una versión palurda y sin glamour de sus éxitos en el subgénero de los atracos perfectos. Y quizá esa ausencia voluntaria de elegancia y clase en sus protagonistas, lejos del perfeccionismo casi aristocrático de los métodos, y la precisión y el savoir fair de las actuaciones de los chicos de Ocean, sea lo mejor y lo peor del film. Lo mejor porque la diferencia para con el modelo le permite obviar algunos de los ineludibles tópicos del género (las manidas secuencias de planificación del robo, por ejemplo), haciendo que de algún modo resulte menos previsible, aunque todos sabemos cómo acabará. O casi. Y lo peor porque si ya de por sí son poco creíbles estos films, éste ya no cuela en absoluto. La credibilidad no es una baza que pretendan jugar con el público, que si se presta al juego es porque prefiere entretenerse que sentirse engañado. La satisfacción es más amable que la decepción, y al fin y al cabo vamos al cine a disfrutar. Pero para hacerlo hay que ser indulgente con la trama, y eso no es bueno. A ratos resulta casi (involuntariamente) cómico. Aunque eso no es malo.
La suerte de los Logan
Director: Steven Soderbergh. Intérpretes: Channing Tatum, Adam Driver, Farrah Mackenzie, Riley Keough, Daniel Craig, Katie Holmes.
Els vostres comentaris