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La analfabeta

La analfabeta

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Aunque ya existen ediciones previas de La analfabeta tanto en catalán como en castellano, la reciente entrega de estos once chispazos autobiográficos con prólogo de Josep María Nadal Suau es motivo de sobra para prestar atención a una escritora como Agota Kristof.

Su vida (Csikvánd, Hungría, 1935) es una más de las que atropelló el siglo XX europeo; huyó de la dictadura comunista de su país a pie, con veintiún años y un bebé de cuatro meses en brazos, convirtiéndose en refugiada y acogida en la zona francófona de Suiza donde pasó el resto de su vida hasta fallecer en 2011, fue obrera en una fábrica de relojería, sacó adelante tres hijos, empezó a publicar libros con 50 años, conoció el éxito y la traducción a más de 30 idiomas y dejó de escribir 20 años después convencida de que ya no lo iba a hacer mejor y por lo tanto no valía la pena insistir, nos explica el prologuista.

Hija de un maestro rural, Agota Kristof leía con soltura a los cuatro años y como la lectura es una enfermedad incurable, no dejó jamás de practicarla. Bueno, jamás a excepción de los primeros cinco años en Suiza, cuando empezó a hablar francés sin saber aún leerlo. “Aquí empieza mi lucha para conquistar esa lengua, una lucha larga y encarnizada que durará toda mi vida. Hablo francés desde hace más de treinta años, lo escribo desde hace veinte, pero aún no lo conozco”. (página 37)

Y sin embargo, lo que encandila de Agota Kristof es el dominio de la escritura, la helada precisión con la que narra situaciones desoladoras y tremendas como en la trilogía Claus y Lucas o en estas once estampas que destilan la esencia de su propia vida: “Para escribir poemas, la fábrica está muy bien. El trabajo es monótono, se puede pensar en otras cosas y las máquinas tienen un ritmo regular que ayuda a contar los versos”, (pág. 48) La vida que le tocó a Agota Kristof no fue como hubiese querido pero sobrellevó la amargura de la soledad y la rutina leyendo y escribiendo “incluso cuando no le interese a nadie, incluso cuando tenemos la impresión de que nunca interesará a nadie” (pág. 51) porque precisamente “uno se hace escritor escribiendo con paciencia y obstinación, sin perder nunca la fe en lo que se escribe” (pág. 54).

 

Agota Kristof

La analfabeta

Prólogo de Josep María Nadal Suau. Traducción al castellano de Juli Peradejordi

Alpha Decay, 64 páginas.

Precio:9,90€. Ebook: No disponible

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