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Hotel Transilvania 2

Hotel Transilvania 2

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En Sony Animation parecen haber encontrado una línea que les define y aleja de sus competidoras Pixar, Disney o Dreamworks: ser una especie de cajón desastre en la que caben algunas genialidades como las dos partes de Lluvia de albóndigas, sus colaboraciones con Aardman o la saga de Ice Age. Ahora, con los monstruos de este hotel para monstruos han dibujado un nuevo camino que parece que les va a dar más de un fruto, tanto en taquilla como en crítica. La fórmula sigue en la misma línea de la mágica máquina que creaba comida a tutiplén: acción trepidante, colores saturados, personajes estilizados y la exageración como base para demostrar que en algunas secuencias es mejor ser dinámico que preciso (pero no olvidarse de ir mejorando la calidad producción a producción).

La continuación de Hotel Transilvania vuelve a unir a todos los extraños y desternillantes personajes para añadirle un buen puñado más de guiños, llenarlo todo de cientos de referencias al cine clásico de monstruos para homenajearlas o carcajearse de ellas, y lo mezcla a una velocidad endiablada. Además, la línea argumental, a pesar de seguir una sola dirección (el nieto del Conde Drácula ya tiene cinco años y aún no está claro que sea vampiro o humano), se bifurca por varios caminos sin necesidad de encontrarse en más ocasiones que las absolutamente necesarias para que la trama avance. Ello tiene un doble efecto: por un lado provoca que el espectador deba estar algo más atento que de costumbre en este tipo de producciones (con lo bueno y lo malo que supone de cara al público), pero por otro engancha a los niños que se ríen a carcajadas a cada nueva secuencia y a cada nuevo tropiezo de cualquiera de los protagonistas.

Por otra parte, el doblaje de los personajes, tan complicado en ocasiones en las que parece que la productora no confía demasiado en que el producto vaya a tener éxito y necesita de la voz de algún famoso para conseguirlo, está perfectamente escogido. Y, aunque es verdad que el transilvanés es un acento que en castellano puede quedar demasiado forzado, se complementa perfectamente con un hombre lobo andaluz y un Frankenstein que parece salido de la mítica Els Joves, para formar un global completo que funciona a la perfección para una tarde de cine con niños y acompañantes.

 

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