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Historias de nuestro charco

Historias de nuestro charco

Apuntó el siempre certero José Luís de Juan a propósito de uno de lo grandes novelistas de Cerdeña, Salvatore Satta, en una reseña sobre su “El día del Juicio” (Anagrama, 2010) que el sardo era respecto al siciliano Lampedusa o al mallorquín Villalonga “primo carnal, gente de un mismo charco”. Dos pequeñas editoriales como son Hoja de Lata y Malpaso nos proporcionan ahora la oportunidad de saborear sendas excelentes novelas ambientadas en la comarca de la Barbaglia, el corazón abrupto, granítico y violento de la isla vecina, allí donde Cerdeña mantenía en el pasado su halo más genuino y agreste, el de una tierra y unas gentes sometidas al peso de la tradición, la escasez, la resignación y la violencia como estallido inevitable, única estrategia posible para afrontar el inmovilismo en el que respiraba la sociedad rural y montañesa sarda en las primeras décadas del siglo XX.

La capital de esa Barbaglia, feroz y trágica, es la ciudad de Nuoro, cuna de la Premio Nobel de literatura en 1926 Grazia Deledda, de Salvatore Satta y de Marcello Fois, donde se puede visitar hoy la casa natal de Grazia Deledda y pasear por su calle principal, el Corso Giussepe Garibaldi arriba y abajo y arriba y abajo con su aire lánguido y su ritmo cansino como en cualquier pequeña capital de provincia que se precie en esta esquina del mundo. Marcello Fois (1960) recoge en “Memoria del vacío” la vida de Samuele Stocchino, personaje real nacido en 1895 y considerado en la década de los 20 el delincuente más peligroso y sanguinario de la isla. Fois se mete en la piel del forajido y con los mimbres de la memoria y de la Historia trenza una ficción sólida y tensa: “Porque es una labor ardua darle sentido a tanto sufrimiento milenario. Y aunque las palabras a menudo no alcanzan, queda dentro una memoria que es vacío.” (pág. 132)

Esta “memoria del vacío” es la vicisitud de uno de esos pastores sardos que con apenas dieciséis años se enroló en un ejército dispuesto por el régimen fascista para reverdecer grandezas imperiales remotas en el Norte y el Oeste de África –Libia y Etiopía- y donde aquella miserable soldadesca aprendió por si no lo tenía ya sabido que su voluntad no existía y que sobrevivir era exclusivamente cuestión de resistencia. A las guerras en África le siguió la I Guerra Mundial y los combates en el norte de Italia contra las potencias imperiales, donde de nuevo los pastores sardos fueron empleados como relleno humano de trincheras heladas y agónicas y por donde aparece otro personaje histórico, el oficial Emilio Lussu, de quien ya teníamos noticia por su autobiografía “Una temporada en el altiplano” (Libros del Asteroide, 2010) y que también aparece cabalgando por las páginas de “Historia de Tönle” (Pretextos, 2004) de Mario Rigoni Stern. El mismo Emilio Lussu que al acabar aquella gran masacre decretada por unos pocos y sufrida por los de siempre que empezó hace cien años volvió a Cerdeña para fundar el Partito Sardo d’Azione, un intento de regeneración de la sociedad isleña basado en un regionalismo de inspiración humanista y reformista que en la actualidad ha acabado del brazo de las coaliciones electorales de Silvio Berlusconi.

También regresó nuestro protagonista Samuele Stocchino, “tuyo aquí no es ni el aire que respiras” (pág. 108) y de su no sometimiento a la pétrea jerarquía social derivó hasta convertirse en un fuera de la Ley, arrastrado por la vorágine de la violencia, la vendetta, el salvaje gusto de la venganza: “siempre es así, se trata de algo que ni siquiera es necesario inculcar.” (pág 31) Si los relatos y novelas de Grazia Deledda están siempre impregnados por ese tono sombrío y ese aire de inevitable desgracia de una vidas que se dirigen irremediablemente hacia el abismo, como dicta el canon de la tragedia griega, ese mismo perfume, un olor dulzón a ciruelas, y mirto, y catástrofe, deparan buena parte de las novelas que nos llegan desde Cerdeña, posiblemente con la excepción de Milena Agus, escritora luminosa y vital inmersa en una tradición más urbana y hedonista.

Dice Salvatore Niffoi (1957) que para entender Cerdeña basta leer a Grazia Deledda y algún autor más, idea que no deja de tener una buena dosis de exceso. Este profesor de secundaria en Orani, pueblo cercano a Nuoro, nos cuenta en “La viuda descalza” (de la que Edicions 62 publicó en 2008 la versión catalana) la peripecia de Tonia Savuccu, mujer del bandido Micheddu y ni siquiera al hacer discurrir la historia desde un punto de vista femenino le rebaja crudeza a un relato que arranca así: “Me lo trajeron a casa una mañana de junio, degollado, descuartizado a hachazos como un cerdo. Ni una gota de sangre le había quedado.” (pág 11) “La viuda descalza” es también un relato de lucha y derrota, de dolor y de rabia y de impotencia, impregnado de expresiones en lengua sarda (“el italiano es para los ricos, para cavar y llevar a pastar los cerdos con el sardo te basta”, pág. 40), en el que Niffoi denota voluntad por hacer divulgación de su país: “En nuestra tierra te vuelves bandido deprisa. Basta decir no en el momento inoportuno, que te dejes llevar por el odio, el orgullo, el aguardiente o los celos.” (pág. 28). Ni siquiera el amor, generoso y abnegado, es suficiente para impedir el curso inevitable de los acontecimientos que van arrollando a los personajes como si tuvieran la marca del destino estampada a fuego.

Pese a que ninguna de estas dos novelas está tocada por la esperanza ni por la livianez, son historias que se dejan leer con soltura a pesar de algún párrafo truculento por que ambas están impregnadas de verdad humana y curiosidad geográfica e histórica. Quizás también porque una buena manera de autoconocerse mejor pueda ser compararse con quienes nos andan –o flotan, en nuestro caso- por las cercanías. Escribe Salvatore Niffoi: “La que llegó al amanecer a nuestra casa era justicia de encargo, que sabía qué hacer y donde buscarlo.” (pág. 132) y uno puede respirar aliviado y confiado pues se está describiendo el centro-oeste sardo de hace 80 años y no, por ejemplo, las riberas de la bahía de Palma de ahora mismo.

 

 

 

MARCELLO FOIS

Memoria del vacío

Traducción de Francisco Álvarez González

HOJA DE LATA, 272 páginas., 21,90€

www.marcellofois.it

www.hojadelata.net

 

SALVATORE NIFFOI

La viuda descalza

Traducción de Celia Filipetto

MALPASO EDICIONES, 192 páginas., 17,50€. Ebook, 7,99€

www.malpasoed.com

 

 

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