Lo primero de todo es lamentar el doblaje infame que padece este intenso thriller familiar, rodado originalmente en catalán y masacrado por un irresponsable atentado de suplantación de voces que destroza la película.
Pese a todo, y con el esfuerzo que exige superar el obstáculo sonoro, la intriga es efectiva e inquietante, ingeniosa y perfectamente dosificada para perpetuar la tensión y garantizar el interés hasta el último instante, jugando con precisión y destreza con la perspicacia del público que, si entra en el juego y se deja llevar, disfrutará de un magnífico film. Muy bien interpretado además por Coronado (ya no es noticia) y el joven descubrimiento David Solans. El peor parado en materia vocal es Julio Manrique. Una pena.
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