Aunque se trate de la adaptación fílmica del cómic de la editorial Radical dedicado al personaje mítico de Hércules, lo cierto es que la película, a bote pronto y sin mayor implicación analítica – lo cual sería una tremenda y absurda pérdida de tiempo-, es una astuta y eficaz mescolanza de 300 y de Conan. Es decir, una nueva revisitación del nostálgico género de la espada, la alpargata, la leyenda y la testosterona, pasado por el filtro digital de las nuevas y espectaculares tecnologías, que no conocen límite en la ilustración de escenas imposibles recreadas con un realismo increíble (el león, el jabalí, la hidra, y cualquier otra bestia salida del averno son lo mejor de la cinta, ordenadas en set pieces autónomas y convenientemente aisladas del argumento central, que les permiten lucir infografía sin implicar el conjunto). Y el resultado es de lo más entretenido – y convencional, y rutinario, y reiterativo, y mil veces visto, y…-. Pero ¿a quién cabe imputarle dichos “méritos”? A los responsables artísticos o a los diseñadores gráficos, que bien pudieran haber desempeñado idéntica función en un spot, en un videojuego o en cualquier otro soporte inventado o por inventar. Y la respuesta, me temo, favorece a éstos últimos, que poco a poco se van convirtiendo en los verdaderos cineastas del mainstream actual. Y es que Hércules es un producto industrial, que nada tiene que ver con la creatividad artesanal o con el dominio del lenguaje fílmico (de las interpretaciones no haré ni mención), pero que comercialmente cumple con todos los requisitos del deseado fast food y hará las delicias de quienes buscan espectáculo visual desprovisto de pretensiones creativas. Aun así funcionó mejor– y era mucho mejor – el Conan de Schwarzenegger (1982) que el de Jason Momoa (2011), y por algo será.
Hércules
Director: Brett Ratner Reparto: Dwayne «The Rock» Johnson, Rufus Sewell, Ingrid Bolsø Berdal (AKA Ingrid Bolso Berdal), Aksel Hennie, Ian McShane, Joseph Fiennes, Rebecca Ferguson, Askel Hennie, John Hurt.
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