Se apaga una de las luces más brillantes y críticas del panorama intelectual norteamericano. Inmenso escritor, guionista y ensayista controvertido, prolífico pero siempre riguroso, Gore Vidal, esa puta caballerosa, tal como él se definía, nos abandona hoy, legándonos una obra creativa tan lúcida como elegante.
Se suelen destacar de entre la veintena larga de sus admirables novelas históricas, las magníficas Creación, Lincoln o Imperio, que suponen un recorrido corrosivo, enormemente inteligente, de la historia social y política americana. Sin embargo, yo me quedo con Juliano el apóstata, una imprescindible semblanza del emperador Flavio Claudio Juliano, que muchos suelen comparar erróneamente (porque la de Vidal es muy superior) con el Yo Claudio de Graves. Solo la Yourcenar y su Adriano podrían equipararse a esta obra maestra de la novela histórica.
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