Una mezcla de faralaes y de tarántula, eso es la farándula, dice uno de los personajes de esta novela. Gremio éste, el de los cómicos, capaz de generar tanto amor incondicional como odio gratuito. Por donde corren chorros de glamour y cataratas de frustración. Un oficio hecho de convicción y de impostura, sustentado en el idealismo y en el cinismo, en la perseverancia y en la frivolidad. Cuenta Marta Sanz (Madrid, 1967) que para esta novela quiso fijarse en el mundo del teatro, de las actrices y actores “porque son la mejor metáfora de un mundo, de una sociedad, que brilla por fuera pero que está hueca por dentro”.
“Histéricos, nerviosos, ambiciosos, ególatras, ingratos, megalómanos, susceptibles, astronautas…” piensa de los actores la representante de uno de ellos. Pero también tercos, vulnerables, críticos, corrosivos, y, por tanto, necesarios. Precisos y preciosos. Así son los personajes que se mueven por esta Farándula, que arranca como una sátira en torno al devenir de media docena de actores de distinto pelaje y condición y que acaba como el espejo atroz de un país destartalado, sonado, grogui. Personajes que gesticulan, interpretan, impostan, “con la máscara agarrándose al rostro como una garrapata bebedora de sangre” (pág 182) pero capaces también, a veces, de mantenerse lúcidos y dignos.
Farándula discurre ágil y atractiva porque Marta Sanz domina ritmo y tono y depara escenas bruñidas de enjundia y veracidad, lo que le permite sacar a colación un buen puñado de asuntos candentes (sin ánimo exhaustivo: el buenismo social, el conformismo y las estrategias de supervivencia, los valores e ideas que se nos imponen como naturales o evidentes o irrefutables, el pánico a ser ninguneado y desechado, el trato y la consideración a las personas como gente… ) que hacen de esta lectura una experiencia grata y estimulante. Tanto como cuando asistes a una de esas funciones redondas, mágicas, escasas: Puro teatro.
Marta Sanz
Farándula
Editorial Anagrama, 240 páginas
Precio: 17,90€. Ebook: 9,49€
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