Británica de nacimiento y española de adopción, Ivonne Blake fue una de las más respetadas figurinistas -diseñadora de vestuario- del planeta cine, y falleció el pasado 17 de julio en Madrid.
No cometeré el error de intentar sintetizar en este artículo los méritos de Ivone Blake. Sería una reducción indigna de su legado, que desde el siempre minusvalorado rol de figurinista, llegó a presidir la cinematografía española, además de coleccionar Goyas y ganar un Oscar. Hizo mucho y todo bien, pero aunque no fue su mejor obra, la cual probablemente deba buscarse enfundada en las presencias estelares de Sofía Loren o Elisabeth Taylor o Michael Caine o incluso en el Jesucristo Superstar de Andrew Lloyd Weber, lo cierto es que su creación más icónica no fue otra que el traje de Superman. Un uniforme kryptoniano que sigue grabándose en las pupilas de las nuevas generaciones como lo hizo en las nuestras, y que la convierte en la Superwoman que se erigió en la primera mujer en recibir el Premio Nacional de Cinematografía sin haber sido actriz.
Su filmografía es espectacular. Consultar aquí.
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