Extinction

Adaptación de la novela Y pese a todo… publicada por la editorial mallorquina Dolmen, Extinction es una película irregular que acaba haciendo caer la balanza hacia el lado de las virtudes gracias a su falta de pretensiones grandilocuentes, que la ubican en un terreno más íntimo e introspectivo, más artesanal, modesto y acotado que, por ejemplo, algunos referentes directos como Soy leyenda o 28 días después…, que aprovechan su potencial presupuestario para convertir el diseño de producción en uno de los protagonistas del film; mientras que éste se limita a enmarcar la acción en un gélido e inhóspito escenario minimalista que apuesta por el terror de proximidad, el plano corto y la angustia asfixiante del animal acorralado. Y no está mal lo que proponen ni como lo proponen. Miguel Ángel Vivas tiene una indudable habilidad narrativa para crear atmósferas opresivas y, sin llegar a las cotas de violento dramatismo de su anterior y notable Secuestrados, vuelve a demostrar que sabe desenvolverse con pocos medios. Tanto es así que podríamos decir que los momentos menos convincentes – casi insuficientes- son aquellos que despliegan los mayores recursos escenográficos y pretenden epatar “a la americana” (el ataque inicial a los autobuses o el apocalipsis zombi final). Secuencias que evidencian la escasez de posibles de una producción que, aun así, puede medirse dignamente con la primera división del género, siempre y cuando el espectador asuma sus limitaciones y valore los esfuerzos por sacarle el máximo partido a sus mejores bazas, que son más las rencillas personales de unos personajes traumatizados y abocados a un destino trágico, que no su afán por competir en el inalcanzable ring de Hollywood. Un objetivo utópico, en pos del cual se optó por un reparto internacional – la incidental, casi accidental aparición de Clara Lago no tiene peso ni importancia-, que se salda con un buen trabajo de Matthew Fox, aunque el carisma no le llega a categoría de aureola estelar, y una anodina réplica de Jeffrey Donovan, a quien su hija Lu (Ahna O’Reilly) se merienda durante todo el film.