En uno de los momentos de la película Everest, Anatoli, uno de sus personajes más carismáticos, resume con tremenda dureza el quid de todas y cada una de las expediciones a la montaña más alta del mundo. “No importa lo mucho que te esfuerces, al final, es la ella la que decide tu destino”. Y básicamente parece que Baltasar Kormákur, el director de esta producción llena de nombres conocidos, se ha basado en esa premisa para mostrar la inevitabilidad del final de todos y cada uno de los personajes de la expedición en la que se basa la historia real, luego novela y ahora película, de uno de los ascensos más complicados del planeta Tierra (por no decir el más difícil). Porque la verdadera protagonista de la película es la montaña, esa cumbre que es casi imposible de alcanzar, pero de la que también hay que descender para, como dice Doug, el personaje interpretado por John Hawkes, “ser para siempre el tipo que escaló el Everest”. Durante las más de dos horas de proyección las personas casi se convierten en pequeños acompañantes necesarios de una mole de roca y nieve que lo llena todo, y que convierte cada paso humano en una deferencia hacia unos amigos que pretenden llegar más allá de lo que un cuerpo es capaz de soportar.
Porque Everest podría ser una película épica de superación y triunfo del ser humano por encima de sus posibilidades, en la que la historia de un protagonista y sus dos o tres personajes más cercanos se convirtieran en el hilo conductor (tal y como ocurre en la mayoría del cine de catástrofes), y hay muchas lágrimas y mucha pena. Pero no es así. Aquí el único punto de conexión entre ellos es la montaña que da título al film. Y, aunque es cierto que precisamente esa falta de precisión a la hora de acercarse a las historias particulares de los integrantes de las expediciones no le permite al público la empatía con sus razones y emociones, también es cierto que parece que la intención del director era mostrar que Anatoli tenía razón. Así que siéntense, relájense, suban hasta la cumbre más alta del mundo y disfruten del espectáculo.
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