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ENTREVISTA A GUILLEM MIRÓ, CO-DIRECTOR DE “EN ACABAR”

ENTREVISTA A GUILLEM MIRÓ, CO-DIRECTOR DE “EN ACABAR”

 

GUILLEM MIRO DIRECTOR

Hace pocas semanas pudimos asistir al estreno de “En acabar”, filme de carácter independiente estrenado en el marco del Atlántida Film Fest. La cinta, una comedia sobre la entrada en la madurez, con formato de road-movie y ambientada en las verbenas mallorquinas, es un título que presenta no pocas virtudes y que de ningún modo debemos dejar escapar. Por ello, charlamos con uno de sus máximos responsables, Guillem Miró, realizador nacido en Sóller que tras varios cortos decidió dar el salto, junto a Thor Echevarría (co-director del filme), al formato largometraje con esta propuesta sensible, inteligente y, ante todo, muy recomendable. 

 

¿Cómo arrancó el proyecto de “En Acabar”?

 De una forma muy simple: yo quería hacer una película pero sabía que solo no la podría hacer. Me apasiona escribir pero se que es una tarea larga y que en los momentos de bajón no quieres estar solo. Así que hablé con Thor, a quien había conocido en la escuela de cine, y le entusiasmó la idea de escribir una película.

Nos teníamos ni idea de que tipo de largometraje queríamos hacer, pero sabíamos que lo teníamos todo en contra. La única forma de sacar adelante el proyecto sería que fuese una idea muy cercana y novedosa. Se nos ocurrió hacer una película sobre las verbenas de Mallorca porque es una realidad que vivimos muy de cerca y nadie ha contado jamás; nos parecía un tema que podía dar que hablar.

Como has mencionado, Echevarría y tú sois los autores del guión, y los protagonistas son personajes de más o menos vuestra edad. ¿Hasta qué punto hay notas autobiográficas en el libreto?

 Inevitablemente el guión tiene un gran factor autobiográfico, pero no en el lo que se refiere a las situaciones, sino en las emociones. No hay ningún pasaje del guión que nos haya pasado a ninguno de los dos, ni tampoco tenemos amigos como los que salen en la película (¡gracias a Dios!). Lo que sí hicimos fue un listado de emociones o sensaciones que sentíamos como generación. La necesidad de siempre estar buscando, de parecer que jamás vas a poder ser adulto y la sensación de que no tenemos futuro. Cogiendo algunas de las ideas perfilamos los personajes para que cada uno representase una forma de vivir la vida.

 Al ver la película y comprobar que trata de un grupo de jóvenes y sus peripecias e inquietudes en el marco de una noche veraniega es inevitable no pensar en otras cintas que tratan temas similares, como “American Graffiti” (1973) de George Lucas. ¿Era ese uno de vuestros referentes? ¿Hubo otros títulos que os influenciaron en mayor o menor medida?

 «American Graffiti» la teníamos presente pero no fue un referente directo, al menos para mí. Un título que sí teníamos de cabecera fue «Broken Flowers» de Jim Jarmusch. De un vistazo son películas que no tiene nada que ver pero vimos que el viaje de Bill Murray tenía un parecido a nuestro protagonista, Gori. Desde el principio sabíamos como tenía que terminar “En Acabar”. Para aquellos que hayan visto las dos películas quizás saben a lo que me refiero…

Otras películas que personalmente me inspiraron fueron «Buscando un beso a medianoche» de Alex Holdridge  y «Little Miss Sunshine» de Faris y Dayton. La primera por la sensación de desesperación de los jóvenes y la última como viaje en coche hacia un sueño imposible.

 Ya hemos dicho que la cinta transcurre en Mallorca y que se localiza en diferentes verbenas. No obstante, creo que puede conectar con todo tipo de público, sin necesidad de conocer el ambiente balear. ¿Pero en algún momento tuvisteis miedo de realizar una película que únicamente pudiera conectar con un público concreto?

 Jamás tuvimos el miedo de que la película no funcionase fuera. Son pensamientos que como director no me quiero permitir, porque a pesar de que se tiene que tener el público en la cabeza, no puede ser la primera preocupación. Creo que uno tiene que escribir lo que siente y si es sincero, y tiene oficio, inevitablemente le interesará a un mayor o menor público. Por muy raro que parezcan algunos humanos, no somos tan distintos unos de otros.

Quizás las personas que jamás han salido de fiesta de pueblo en pueblo no tengan todas las claves para comprender la totalidad de la película, pero no creo que la comprensión de esos detalles sea capital. La película no deja de utilizar unos personajes arquetípicos y situaciones bastante universales fáciles de comprender para el público general.

De todas formas hablo desde la intuición, aún no he podido ver la reacción del público extranjero. Espero que antes de que acabe este año pueda estar en la proyección de la película en el lugar más lejano posible y ver la reacción de los espectadores; puede ser realmente interesante ver sus caras.

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 Uno de los mayores logros del filme, desde mi punto de vista, es el acertado reparto, compuesto por Marc Joy, Montse Amer, Guiem Juaneda y Lluís Marqués, todos ellos excelentes en sus respectivos roles ¿Cómo confeccionasteis el elenco? ¿Surgió a raíz de un casting o ya tenías estos cuatro nombres en mente antes de comenzar a rodar?

 La respuesta es simple: tuvimos mucha suerte. Teníamos claro que queríamos actores profesionales, gente que realmente se dedicase a esto y se dejase la piel. Pregunté entre mis conocidos si sabían de actores que fuesen de Mallorca. Para mi era muy importante el acento porque creía que era fundamental para que la película funcionase. No recuerdo como encontré a Marc Joy y a Montse Amer, pero al verlos supe que encajaban perfectamente en el papel. A Guiem Juaneda ya lo había visto en «El perfecto Desconocido», de Toni Bestard, y supe al instante que tenía que ser Gerard. El momento duro fue cuando a menos de un mes de rodaje nos faltaba el personaje de Xim. Al final encontramos a Lluís Marqués, que a pesar de ser menorquín hace un acento perfecto.

Como decía, la verdad es que tuvimos la suerte de contactar con cuatro actores con un gran talento…¡ y que además aceptaron hacer la película! Si “En acabar” funciona es gracias a ellos. La elección fue a ciegas y nos guiamos por la intuición, mejor no nos podía haber ido.

Háblame del proceso de rodaje. Da la sensación de que todo parte de una estructura bien cerrada con poco margen a la improvisación por parte del equipo ¿Me equivoco?

 No dejamos ni un instante a la improvisación narrativa. El poco tiempo que teníamos (18 días) y el poco presupuesto no nos daba margen de error. Tampoco grabamos temporalmente, así que no nos podíamos arriesgar a mucho.

Al tener un guión tan estructurado, y trabajar una narrativa totalmente lineal, no podíamos jugar mucho con frases capitales del diálogo porque sabíamos que en secuencias siguientes nos arrepentiríamos. Personalmente me hubiese gustado poder jugar más con las secuencias, pero con pocos medios a veces se tiene que priorizar si seguir investigando o asegurarse de acabar la película…

En cambio, sí hubo improvisación en las, digamos, “formas de hablar” y el vocabulario. Intentamos que cada actor pusiera sus palabras y manera de expresarse para hacer que los diálogos fuesen lo más naturales posibles.

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 Parte de la financiación surgió de una campaña de micromecenazgo. ¿Quedasteis satisfechos con dicha experiencia?

El micromecenazgo nos fue muy bien. Completamos con éxito y nos dio relativa visibilidad en los medios. Pero la fórmula tiene los problemas que ya sabemos todos: no puedes pedir mucho dinero (y eso es prácticamente incompatible con hacer cine) y la mayor parte de ese dinero proviene de amigos, familia y conocidos del equipo.

Por otra parte, una situación que jamás me había planteado es la necesidad de gustar a todos tus mecenas: como director tenía la presión de que estaba haciendo una película con más de cien productores esperando resultados, y no podía defraudar a ni uno de ellos.

Este tipo de producciones suelen esconder  un sinfín de anécdotas ¿Podrías compartir alguna con nosotros?

 Anécdotas supongo que hay muchas pero no recuerdo ninguna especialmente graciosa. Pero sí recuerdo algunos malos momentos. Por ejemplo, el tercer día de rodaje se rompió el coche donde pasa toda la acción y el mecánico no dio buenos pronósticos. El tiempo también nos jugó en contra: llovió dos días seguidos y tuvimos que cancelar algunas jornadas… Fueron dos momentos donde realmente tuve la sensación de que no acabaríamos la película, pero no fue así. El coche se arregló y pudimos recuperar los días perdidos sin sacrificar demasiado guión.

También recuerdo el día que a las 4 y media de la mañana, con el director de fotografía y el ayudante de dirección, paramos el coche en medio de la carretera, pusimos música muy alta y nos pusimos a bailar. Habíamos encontrado por fin la localización y faltaba solo una hora para empezar a rodar. El alivio fue tremendo y la localización es de las que estoy más orgulloso de haber rodado.

 Tras su paso por el Atlántida Film Fest, su disponibilidad en Filmin y su emisión en IB3 Tv, ¿cuál es el futuro de “En Acabar”? 

Lo hemos hablado con todo el equipo: nosotros hicimos nuestro trabajo lo mejor que pudimos. No esperábamos nada de la película, más que acabarla. Todo lo que viene ahora para nosotros es un regalo. Esperamos que podamos ir al máximo de festivales posibles y que la cinta tenga la máxima difusión posible, sabiendo nuestros límites. Mi sueño es que la gente la disfrute y nos de credibilidad para hacer una segunda.

¿Estás trabajando en algún nuevo proyecto?

 Inevitablemente. Tenemos un par de esqueletos de guión de largometraje pero tenemos que decidir cual de ellos es el más viable. Algunos del equipo querían rodar el verano que viene, pero no creo que tengamos tanta suerte. ¡Espero que en un máximo de tres años me tengáis que volver a entrevistar!

 Por último ¿cuál es tu opinión acerca de la industria audiovisual en Baleares?

No tengo opinión al respecto. Para bien o para mal, nunca hemos dependido de nadie para hacer nuestras cosas. En muchas ocasiones hemos pedido ayuda y no la hemos encontrado. Supongo que hay muchos cineastas en las islas y cada uno suficiente tiene como para mantenerse a flote. Eso sí, para “En acabar” tuvimos la gran suerte de contar con empresas como Palma Pictures, que creyeron en nosotros y nos apoyaron en todo momento.

Respecto a las instituciones, lo mismo. No es una queja, tener la mejor profesión del mundo tiene que tener sus contras. Al fin y al cabo, el cine no es nada capital para los ciudadanos y es muy fácil que caiga en el olvido.

Lo que sí que creo es que los políticos tendrían que ser más listos y entender que el cine puede ser un negocio rentable. Baleares tiene unos paisajes y un clima para ser un plató de cine perfecto. En lugar de solo vivir del turismo, podríamos intentar sacar provecho de nuestros paisajes de una forma menos agresiva. Por otro lado, el cine también es un arma propagandística. Hacer cine balear es una oportunidad de explicar como somos los habitantes de estas islas y aclarar que no sólo tenemos playas y sol. Si nosotros no hacemos películas contando quienes somos las harán los demás, y quizás no nos guste como nos retratan.

 Muchas gracias Guillem, si quieres añadir algo más…

 Me gustaría animar a todos los lectores de “Fancultura” a que vean nuestra película. El presupuesto fue escaso, pero contamos la historia de la forma más sincera y natural que pudimos y creo que eso se nota en la pantalla. ¡Muchas gracias por la entrevista y por darnos visibilidad!

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