Las heridas no están cerradas. Es una obviedad que nadie puede discutir. No hay ni que mirar atrás. Basta con el telediario, del que Salvador Oliva, francotirador social y político desde su comprometida y zurda dramaturgia, siempre incisiva y satírica, con ese humor muy serio e irónico que planea sobre su obra, debe de haber cogido prestada más de una idea para urdir su magnífico repaso a la flagrante injusticia que asoló este país hace menos de lo que parece. Mucho menos de lo que parece.
Prima hermana de la reciente Llum trancada de Iguana, que fue concebida en clave femenina y feminista, Els altres recuerda, reivindica, denuncia a los desaparecidos, que no olvidados, que por socialistas, catalanes, maestros, maricones o, simplemente, por ser “dels altres” salieron y jamás regresaron. Pero no se queda ahí, en un simple ejercicio de memoria histórica. Ya que está, Salvador Oliva habla de la cultura, de la identidad; y del idioma, el acervo popular y el costumbrismo como riqueza de pueblo; y del turismo, del expolio y hasta de Telecinco y del Mercadona. Hay que quejarse, hay que luchar, hay que preservar y perseverar. Y todo ello en las hábiles manos de Luca Bonadei, que juega con el tiempo y el espacio, con el presente y el pasado, el aquí y ahora y los recuerdos sepias de unas vidas truncadas que no deben olvidarse, y que recuperan el aliento en la piel de tres intérpretes magníficos y polivalentes. Un reparto que asume diversos personajes con absoluta convicción, beneficiándose de la fluidez de una dirección que le saca todo el partido narrativo posible a las transiciones, consiguiendo el efecto deseado de que presente y pasado se den la mano, porque lamentablemente hay fantasmas que aún viven entre nosotros: Llull, con Ll de Llarena, U de Urdangarín y otra Ll de Llarena.
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