¿Es el dinero el que marca nuestra hoja de ruta social, emocional, existencial? ¿Tienen precio nuestros principios, nuestras convicciones? La respuesta que la saque cada uno según su realidad y después de ver El test, que tal vez no sea una película redonda, pero que seguro que les planteará más de un interrogante incómodo. Y eso está bien, una comedia con sustancia, que entretiene y te mantiene ocupado de camino a casa ejercitando resortes éticos y morales que a menudo tenemos atrofiados por el desuso. Solo por esa capacidad para desempolvar nuestra capacidad reflexiva y autocrítica, seguramente ya vale la pena verla.
Luego, lo cierto es que la película es muy irregular. Frívola en muchos aspectos. E intentar disimular sus orígenes teatrales le lleva a forzar algunas secuencias de exteriores tan burdas y prescindibles como la del accidente y los dos urbanos. Y alguna otra igualmente tonta. Aunque ninguna como el epílogo, que resulta una opción incomprensible por innecesaria y cómicamente torpe, cuando la película ya estaba bien acabada.
Pero en fin, muy en la línea de cierta comedia social comprometida y eficaz, apoyada en la eficacia de los actores (fabulosos los cuatro protagonistas), El test es un producto muy digno, que habla de valores devaluados, de hipocresías institucionalizadas, de rutinas progres e inercias conservadoras que responden a modas o intereses estratégicos realmente casposos, y también de los traumas clásicos, del corazón, la familia y la cartera, que al final siempre tiene la última palabra. O una de ellas.
Autor: Jordi Vallejo.
Director: Dani de la Orden.
Intérpretes: Alberto San Juan, Miren Ibarguren, Blanca Suárez, Carlos Santos y Antonio Resines.
Javier Matesanz
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