El chico del periódico

El chico del periódico una película extraña; una propuesta salvaje, compleja y, hasta cierto punto, desconcertante.  Desafiando al ‘sentido común’ cinematográfico, Lee Daniels (director de Precious) nos propone una montaña rusa narrativa y emocional en la que uno llega a tener la impresión de que los personajes sólo responden a su propia lógica interna. La acción nos situa en Florida,1969, y ante una investigación periodística, más bien poco ortodoxa, sobre el caso de un condenado a muerte por asesinato. A partir de se planteamiento, la trama se va enriqueciendo pero con un fluir muy particular – el ritmo se acelera y desacelera sin atender a canon alguno -. La inicial doble arteria argumental – la propia investigación sobre los hechos que han llevado al reo (desasosegante John Cusack) al corredor de la muerte y la relación entre éste y Charlotte (impresionante Nicole Kidman) – se ramifica en subtramas que van engordando a medida que transcurre la cinta: el lado oscuro de Ward Jansen (Mathew McConaughey en estado de gracia), el mal de amores  de su hermano Jack (Zac Efron)… En ese ovillo despuntan ciertas obsesiones freudianas, la autodestrucción como válvula de escape o la ambición, plasmadas en personalidades ambiguas, de moral dispersa, cuando no malévolas directamente (el retrato humano-geográfico del lumpen de los pantanos de Florida, por ejemplo, no tiene desperdicio). Me gusta el contraste de esas mentes con mácula con la bondad que destilan Jack o Anita, aunque tanta densidad psicológica y tanto claroscuro pueda acabar saturando. El conjunto, difícil de clasificar, me parece tan arriesgado como interesante, sublimado por una ambientación,  textura, fotografía, música y puesta en escena en general genuínamente setentereros – pantallas partidas y zoom incluidos – y por unas impecables interpretaciones. Hablando de riesgos, me atrevo a  recomendarla.