No es fácil de seguir, Durante la tormenta, pero engancha. Y entretiene, la verdad. Y hasta emociona. Es un complejo laberinto emocional a caballo entre dos épocas, dos planos temporales. Y aunque no es sencillo dar por buenas algunas piezas, que encajan regular y necesitadas de la indulgencia de quien ya se deja llevar sin preguntar porque está intrigado, lo cierto es que se trata de un buen film, bien construido y resuelto con oficio y eficacia. Una película que acepta el reto de llevar al límite la credibilidad imposible del relato, tal vez amparada en inspiradores referentes que ejercen de red de seguridad. Desde Poltergeist a la más evidente Frequency, y tantas y tantas ficciones que han tonteado con el caótico efecto mariposa, que a estas alturas ya todos saben el lío que puede montar. Algo que sabe bien Oriol Paulo, amigo de las historias imbricadas y del no es lo que parece, y que lo explota con habilidad. Lo hizo antes en El cuerpo y en Contratiempo, y aquí extrema la propuesta. Aunque lo hace con una contención inicial que demora el punto álgido de la intriga, y a punto está de dar al traste con el invento, ya que al film le cuesta despegar y arrancar la espiral de confusión que nos arrastrará hasta llegar a un clímax bastante convincente. Entre otras cosas porque el reparto, con una poderosa Ugarte al frente, cumple con creces y, pese a no poder evitar algunas conjeturas que avanzan sorpresas previsibles, lo cierto es que fideliza la atención y el compromiso emocional del espectador, que se posiciona en modo solución feliz y anhela esa resolución que deja las cosas en su sitio y nos evita disgustos innecesarios. Ya que el relato no lo es, al menos disfrutemos del solaz emocional más convencional.
Se trata de una de esas películas que he disfrutado hoy pero espero a ver como reposará mañana.
Javier Matesanz
Els vostres comentaris