El talento ni se hereda ni se contagia. O se tiene o no se tiene, e intentar imitar suele ser una de las tentativas fallidas habituales de quienes se rodean de grandes artistas y creen que por ósmosis pueden emular sus logros creativos. Julie Delpy ha resultado ser una de ellas. Y conste que como actriz funciona; pero su relación con Richard Linklater en la trilogía de culto ‘Antes del amanecer’ y ‘Antes del atardecer’ – se completará en breve con ‘Antes de medianoche’-, y su indisimulada fascinación por el cine conversacional y psicosociológico de Woody Allen, la han precipitado al abismo de la realización, acaparando además responsabilidades a granel, hasta el punto de asumir no solo la dirección, sino también el protagonismo, el guión y hasta la música. Al más puro estilo yo me lo guiso y yo me lo como. Y claro, se ha indigestado. Igual que el espectador, que difícilmente podrá digerir un pastiche pretencioso y pesado, aburrido y torpe en ritmo y ejecución, visual y estilísticamente horrendo, y plagado de tópicos sobre la pareja, los contrastes culturales y los conflictos familiares. Nada parece haber aprendido de sus admirados maestros. Aunque para ser justo diré que ‘Skylab’, estrenada antes pero rodada después que esta, no estaba tan mal.
un lloc de cultura peculiar
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