Netflix és la plataforma de ficción líder en la pequeña pantalla, y con el Oscar de Roma podríamos decir que casi también de la grande, pero saben mejor que nadie que la realidad, la supere o no, es la fuente de inspiración por excelencia de la ficción, y por ello no descuidan el género documental. Dirty Money (Dinero sucio) es el mejor y más rotundo de los ejemplos en este sentido. Una serie documental que destapa los escándalos de corrupción más sonados del mundo empresarial de los últimos años.
Se trata de rigurosos documentales que analizan, desmenuzan y narran de la forma más didáctica y comprensible posible, pero siempre desde la certeza de los hechos probados, algunos de los casos más flagrantes de los últimos años de fraude económico o estafas financieras, incluso medioambientales, cometidos por algunas de las grandes multinacionales en la última década, en muchos casos con la connivencia de autoridades gubernamentales.
Se trata de una producción Netflix, aunque en realidad son seis películas de seis documentalistas diferentes, con sus planteamientos, puntos de vista y estilos diferentes, pero asumiendo todos ellos el encargo de la productora. De hecho, alguno de los seis capítulos que conforman la primera temporada (no hay segunda confirmada) surgieron de propuestas de los propios directores, como es el caso del trabajo de Alex Gibney, responsable del primer episodio titulado Emisiones de NOx, y que se centra en el denominado “dieselgate” de Volskwagen, manipuló sus vehículos para falsear los tests de emisiones contaminantes. Los hecho se iniciaron en 2015 y la serie se ha estrenado en 2018.
Dirty Money aborda también otros escándalos empresariales de gran empaque como el de la farmacéutica Valeant, el de HSBC (o banco de los cárteles), el del robo del sirope de arce y el del imperio, salpicado de asuntos turbios, de Donald Trump.
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