Qué pasa por la cabeza de un hombre tímido, callado, discreto.., que escribe de zombis, fantasmas, atroces psicópatas y torturadores, de antropofagia y, por qué no, también de necrofilia? Todo cabe en De amor y muerte (Ed. Moixonia, 2014) de Juanjo Durán. Un buen tipo, ¿o no?
Un buen puñado de relatos intensos. Perturbadores. Irregulares, es cierto – como siempre en los volúmenes de historias cortas-, pero de una contundencia dramática y sádica que conmueven a la vez que noquean. Golpean. Y el autor lo hace sin concesiones ni reservas, porque su escritura va al grano. A veces sorprende, a veces incomoda, a menudo asusta. Siempre inquieta. No se dosifica. Lo pone todo en el asador sin preámbulos ni rodeos. Ni una palabra de más. Vamos a lo que vamos. Y al autor le gusta el sufrimiento, se siente cómodo en la zona más ocre y siniestra de la paleta de los colores literarios. Y lo más curioso es que conmocionado, turbado, contusionado por la inclemente furia de su letra, miras la foto de la solapa y el tipo resulta tierno, agradable. ¡Qué miedo! Esos son los peores. Que en el género de terror son los mejores, claro. Un buen debut el de Juanjo Durán.
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