Continuidad de los parques

Nada que ver con el cuento de Cortázar. Tampoco aprecio el vínculo con los relatos de Roald Dahl, al que se alude en algún afiche de la propia compañía que circula por ahí.  Continuidad de los parques, escrita por el mallorquín Jaime Pujol (dirigió recientemente Dones Savies para y en el Principal de Palma), representada en el espacio Can Ventosa de Eivissa tras un año y medio girando, con éxito, bebe del vodevil (algo) y del teatro del absurdo y de un surrealismo que más que Cortázar sería Borges y hasta de la poesía de Leopoldo María Panero, si me apuran. Pero como sé que no me van a apurar iré al grano: ocho historias, una veintena de personajes y la locura casi siempre como trasfondo; las sombras que acompañan siempre  a la realidad, tan relativa, tan vulnerable… Algunos gags más acertados que otros, todos eficaces si atendemos a la respuesta del público, y uno de ellos brillante -el del taxista improvisado, para que me entendáis los que la hayáis visto o tengáis pensado verla-. Bien Fele Martínez, que ha mejorado ostensiblemente con los años, muy bien Gorka Ochoa con sus registros cómicos (desternillante cuando hace de ratero), mejor aun Roberto Álvarez -en Eivissa hizo su última función- y superlativo Luis Zahera.  Encuentros fortuitos, forzados, forzosos… cruces y colisiones que componen un mosaico bizarro sobre la comunicación e, insisto, la extraña manera de comportarse que tiene el cerebro humano.