Terreno delicado. Tabús, falta de tacto, sensibilidad social, desconocimiento… es muy complicado abordar el tema de las discapacidades (ya sean físicas o intelectuales) sin meterse en camisa de once barras, sin utilizar términos malsonantes, retirados de circulación por poco sutiles, por descarnados, por insultantes, por… Pues bien, Javier Fesser, que puede ser un gamberro de campeonato, adicto al humor grueso y desparramado, al delirio tontorrón y caricaturesco, como demuestra P Tinto o sus Mortadelo y Filemón, es capaz también de desbordar emociones y sensibilidades limítrofes, incómodas, pero auténticas e intensas, sin edulcorantes, como lo son dolor, la pérdida (hizo Camino), o el infortunio genético que te lleva a no ser normal. Y no duda en decir lo innombrable. Por ejemplo, subnormal, que no es tan malo. Subcampeón puede ser mejor que campeón. ¿Acaso no es mejor un submarino que un marino? En fin, una comedia difícil, pero comedia, al fin y al cabo. Ocurrente, y muy divertida, además. Capaz de llamar a las cosas por su nombre. Sin vergüenza, pero con respeto. Mucho respeto. Cómico, y sobretodo tierno, delicado y amable. Hermoso. Un cuento de integración, de amor, de generosidad, que además entretiene y hace reír entre lágrimas, que lo son de tristeza, de impotencia, pero también de admiración, de cariño, de emoción y, si me apuran, de empatía. Mucho mérito, el de Javier Fesser, por atreverse y por lograrlo. Una oda a lo mejor de las personas, cuanto más simples mejores. Una lección de humanidad. Eso sí, trufada de bromas, de humor travieso, garrulo, cruelmente simpático, a ratos muy burro. Y encima en boca de sus artífices, entrañables frikis, que te roban el corazón de pura autenticidad. Y Javier Gutiérrez con ellos. ¡Que enorme actor! Infalible en cualquier papel. Y eso que la película, si la despojamos de su sensibilidad y la complicidad cómica y tierna de sus personajes, es más bien endeble. Pero con todo es bella, bienintencionada, sincera, un buen discurso, una buena historia, con sus momentos sensibleros, algunos facilones y otros incluso forzados, pero eficaz, entretenida y bonita.
Javier Matesanz
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