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Buffalo Kids

Buffalo Kids

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La animación española va expandiéndose y trascendiendo fronteras sin complejos. Tadeo Jones, Momias, Robot dreams o esta Buffalo kids juegan ya en la primera división internacional. Desde la modestia y la humildad, pero con resultados más que dignos y competentes (no competitivos, pues no se trata de eso). Los planteamientos son ambiciosos y el empaque visual no desmerece en absoluto. Es el buen camino, sin duda, y si algo hace que el film que nos ocupa no acabe de convencer es la timidez del guion. Su ingenuidad y la simplificación excesiva del argumento, que se desarrolla casi como si fuera el esquema de lo que se quiere contar. Y aun así, se trata de una película bonita y tierna, con ocurrencias divertidas y momentos muy emotivos, que conecta con los niños y no adormecerá a los acompañantes adultos. Aunque éstos añorarán algo más de chicha dramática. Sobre todo porque el relato tenía ingredientes suficientes para ofrecerla sin desviarse demasiado de sus objetivos, que no eran otros que el entretenimiento en clave de aventura naif en el salvaje oeste y el fomento de los sempiternos valores del respeto, la amistad y la solidaridad, así como la importancia de los lazos familiares. Que en este caso, además, viene dado por un punto de partida real. Un joven discapacitado que inspira uno de los personajes principales, a costa del cual se crean buena parte de los momentos más tiernos y emotivos del film. A su memoria está dedicado.

En el cómputo general la película es muy irregular. En líneas generales, desde el inicio, avanza a trompicones. De forma precipitada en las transiciones. Y las secuencias se suceden por inercia. Todo ocurre porque así debe ser. De forma mecánica, casi como si fueran capítulos resolviendo los conflictos que les anteceden. De modo que el conjunto es bastante artificial desde un punto narrativo. Demasiado orden. Poca sorpresa. Pero aun así, siendo indulgentes, un cierto hálito sentimental, de simpática ingenuidad, y ese optimismo emocional propio de los cuentos de navidad, aunque no sea el caso, hacen que relajemos nuestras expectativas y acabemos dando por bueno el inevitable, previsible y azucarado final feliz, que así las cosas ya no podía ser otro.       

Dirección: Juan Jesús García Galocha, Pedro Solís García.

Guion: Jordi Gasull, Javier Barreira.

Animación.

Javier Matesanz

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