Las paredes de cristal de los metros y metros de casas a pie de playa esconden mucho más de lo que muestran. Las increíbles vistas exteriores esconden las más oscuras tramas de violencia de género, tristeza, soledad, infelicidad, racismo, egoísmo, mezquindad y egocentrismo. Sus inquilinos y, sobre todo, inquilinas, destilan todos los secretos que las grandes pequeñas mentiras del título parecen describir. Big little lies, la nueva miniserie de la HBO es una de las demostraciones de talento más fascinantes que uno se puede encontrar en la pequeña pantalla.
Con un asesinato en una fiesta como premisa principal, el desarrollo de la historia para narrar y esclarecer lo ocurrido es sólo una excusa que sirve para desgranar unos magníficos personajes femeninos con sus réplicas para cada una. Porque Big little lies es, esencial y aparentemente, una serie sobre mujeres. Y lo es en esencia porque sus tres actrices principales, sobre todo una redescubierta Nicole Kidman que lo eclipsa todo cada vez que aparece, pero también su productora y protagonista, Resee Witherspoon, y Shailene Woodley, la más oscura de las tres, son la base y la esencia de lo que va mucho más allá de las apariencias, las fiestas de cumpleaños con princesas, magos y payasos, y la superficialidad de una vida en la que tener cantidades insultantes de dinero es sólo algo natural. Y lo es aparentemente porque también sus hijos y sus parejas forman parte de toda esa trama y la fuerza que destilan en la pantalla. La historia de Kidman, por ejemplo, no podría ser la que es si no existiera un Alexander Skarsgård crudo y violento. O Laura Dern (la supuesta mala de la serie) no hubiera construido su imperio de odio sin una relación como la que mantiene con su hija y su marido. Pero todos ellos no son más que el reflejo de una sociedad que retrata perfectamente Liane Moriarty en la novela en la que está basada la serie, una sociedad cruel, cuyos valores hace tiempo que quedaron eclipsados por el qué dirán y sus consecuencias sociales y vitales, porque, en Monterrey, un rumor o una acusación infundada puede convertir la vida de alguien en un verdadero infierno. Incluso destruirla. Es duro, pero es así. Y así lo cuentan.
Big little lies no es una serie fácil de digerir, pero, como casi todo lo que hace la HBO, es absolutamente necesaria para entender este mundo de locos.
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